Gracias Andrés por el saludo, muchas gracias. Me es muy grato reencontrarme contigo aunque sea virtualmente y comprobar que, a pesar de la distancia y del tiempo, aún quedan entre nosotros, gratos recuerdos de estancias compartidas y disfrutadas. Aldeaseca, pueblo nada bello en cuanto a su estructura, urbanismo y arquitectura (al margen de nuestro extraordinario templo) contiene una gran riqueza espiritual que a todos sus hijos nos une y nos atrae.
Vive en Santander un gran poeta salmantino - el padre capuchino Fermín de Mieza-, que en la homilía conmemorativa de San Juan de Sahagún-, efemérides en la que intentamos encontrarnos los salmantinos de esta Comunidad-, que nuestros pueblos de origen encierran un atractivo permanente que hace que nuestro corazón lata y celebre cuanto de ellos se trata.
Dice acudir, cada año, a su Mieza natal y encontrarse con los paisanos vivían cuando, de muy niño, inició su carrera sacerdotal. Recuerda cada fuente, cada árbol, cada casa, cada persona y aún revive sus andanzas por los lugares más recónditos de aquel pueblo sin luz, sin agua corriente, con una precaria enseñanza, etc., pero dice amarlo tal cual era. Así nos ocurren a los que desde hace muchos años (yo desde el 59) dejamos de participar activamente en la vida de Aldeaseca, lo añoramos y queremos como entonces, de ahí mi emoción al “verte”, Andrés, por este foro, porque me vienen a la memoria tantas cosas...
Aprovecho para agradecer a Paco su disposición a aclararme las dudas sobre la torre de nuestro templo, cuestión que me tenía preocupado al intentar plasmarla en una “obrilla” de talla de madera con la que pretendo perpetuarla con muchísima humildad. Gracias Paco.
Saludos desde Santander AHG.
Vive en Santander un gran poeta salmantino - el padre capuchino Fermín de Mieza-, que en la homilía conmemorativa de San Juan de Sahagún-, efemérides en la que intentamos encontrarnos los salmantinos de esta Comunidad-, que nuestros pueblos de origen encierran un atractivo permanente que hace que nuestro corazón lata y celebre cuanto de ellos se trata.
Dice acudir, cada año, a su Mieza natal y encontrarse con los paisanos vivían cuando, de muy niño, inició su carrera sacerdotal. Recuerda cada fuente, cada árbol, cada casa, cada persona y aún revive sus andanzas por los lugares más recónditos de aquel pueblo sin luz, sin agua corriente, con una precaria enseñanza, etc., pero dice amarlo tal cual era. Así nos ocurren a los que desde hace muchos años (yo desde el 59) dejamos de participar activamente en la vida de Aldeaseca, lo añoramos y queremos como entonces, de ahí mi emoción al “verte”, Andrés, por este foro, porque me vienen a la memoria tantas cosas...
Aprovecho para agradecer a Paco su disposición a aclararme las dudas sobre la torre de nuestro templo, cuestión que me tenía preocupado al intentar plasmarla en una “obrilla” de talla de madera con la que pretendo perpetuarla con muchísima humildad. Gracias Paco.
Saludos desde Santander AHG.