VILLARRAMIEL: Gracias Pedro....

Gracias Pedro.

Es curioso como se puede añorar hasta lo que no has vivido, si alguien ha sido capaz de narrar con detalle cada cosa y cada lugar Yo personalmente poco he disfrutado de aquel Villarramiel de los cincuenta y sesenta, pero recuerdo ir a casa de la madre de Eustaquio, en la carretera, pasar por las Verjas, casa a la que nunca entre y que me parecia algo maravilloso, en dirección contraria nos marchábamos al tejar, a por giganteas ¡qué ricas! y esas escursiones, para mí, niña de ciudad, siempre de la mano de un adulto, me parecían aventuras. Recuerdo los paseos con las mujeres de la familia por la carretera hasta la estación, con el Camino de Santiago a lo alto, y para que decirte las mañanas en casa de Don Vidal, con sus hijas mayores que yo, que jugaban como si yo fuera su muñeca, a pintarme las uñas, hacerme collares de pipas de melon, a ver el arco iris con los cristales... por la trasera salíamos al pilón donde aparcaba Segundo y aquel autobus era como un cofre mágico, traia caños para mi tio Acacio, platanos para mi tio Vicente y gente, mucha gente con paquetes y cajas.

Recuerdo un incendio en Capillas a la hora de la siesta, toque de campanas y todos a apagar el fuego, salimos a la carretera y el horizonte ardía, pero un sinfin de brazos que salian de todas partes atajaban el fuego. Aquel fue el primer día en que entendí la importancia de lo que luego supe se llamaba solidaridad, yo debia tener 6 o 7 años.

Saludos,


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