Gracias Pedro.
Es curioso como se puede añorar hasta lo que no has vivido, si alguien ha sido capaz de narrar con detalle cada cosa y cada lugar Yo personalmente poco he disfrutado de aquel
Villarramiel de los cincuenta y sesenta, pero recuerdo ir a
casa de la madre de Eustaquio, en la
carretera, pasar por las Verjas, casa a la que nunca entre y que me parecia algo maravilloso, en dirección contraria nos marchábamos al tejar, a por giganteas ¡qué ricas! y esas escursiones, para mí, niña de ciudad,
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