Hoy venía un coche pitando, pitando, por el pueblo, yo en la terraza, para y me dice ¡baje señora un momento!, ni se me ocurre vamos, ni que fuera tonta, ¿a que le vendo yo algo a el?, se le paso a mi chico, sale y le enseña toda la mercancía que tiene en el coche, baratillo a domicilio, le dice que gracias pero no le interesa y se pone gallito, que tengo cuatro hijos que..... etc... ¿eso es recuperación?, cuando le vuelve a decir que no, su salída definitiva es ¡claro tu tienes una casa!, ¿no será pariente este señor del que dijo que los pensionistan tenían casi todos casa propia?, ja, pues mira tú, que a lo mejor andan por el mismo pensamiento, yo llegué y me encontré con la casa... arreglada... perfecta... y ya está, fue un regalo, todo hecho y precioso, San Isidro bajó y me lo arregló todo de un plumazo, y como yo el resto de las personas que tienen una vivienda, Sangre sudor y lágrimas es un bonito título pero también es una realidad.