He entrado de puntillas
en tu habitación y te he encontrado
como cada noche
abrazada a tus sueños.
Una sonrisa espontánea se dibuja
en tu rostro iluminado suave
por esa lámpara de estrellas
que pinta un mágico firmamento
en el cielo del dormitorio.
Aún recuerdo tu primer baño
en el que un puñado de patitos
multicolores aguardaban tu llegada
dispuestos a enseñarte tu primera lección
en unas tibias aguas que mamá
os había preparado para ti
y tus nuevos amigos.
Apenas les hiciste caso
solo…, solo una distraída mirada
pero ellos regresaban incansables
noche tras noche a encontrarse contigo
a enseñarte tus primeros aleteos
en este nido al que llegaste
aquella madrugada de diciembre.
Anoche os encontrasteis una noche más
en esa fiesta acuática
en la que se ha convertido tu baño diario
les abrazabas, les besabas, les mordías
les hablabas con tus laleos
seguro lenguaje comprensible para ellos.
Yo les sacaba al terminar el baño
uno a uno de tu bañera rosa
mientras mamá te esperaba
con la toalla verde de capucha
para recoger tu pequeño cuerpo
de mis brazos y bailar contigo
el último baile de la noche antes de acostarte.
He notado cómo te has movido
te has dado la vuelta
pero aún sigues abrazada a tus sueños;
desando lentamente mis pasos
y antes de salir de tu habitación
lanzo un beso al aire con la esperanza
de que alcance tu rostro
mañana cuando despiertes
tu sonrisa me confirmará
que llegó a su destino.
en tu habitación y te he encontrado
como cada noche
abrazada a tus sueños.
Una sonrisa espontánea se dibuja
en tu rostro iluminado suave
por esa lámpara de estrellas
que pinta un mágico firmamento
en el cielo del dormitorio.
Aún recuerdo tu primer baño
en el que un puñado de patitos
multicolores aguardaban tu llegada
dispuestos a enseñarte tu primera lección
en unas tibias aguas que mamá
os había preparado para ti
y tus nuevos amigos.
Apenas les hiciste caso
solo…, solo una distraída mirada
pero ellos regresaban incansables
noche tras noche a encontrarse contigo
a enseñarte tus primeros aleteos
en este nido al que llegaste
aquella madrugada de diciembre.
Anoche os encontrasteis una noche más
en esa fiesta acuática
en la que se ha convertido tu baño diario
les abrazabas, les besabas, les mordías
les hablabas con tus laleos
seguro lenguaje comprensible para ellos.
Yo les sacaba al terminar el baño
uno a uno de tu bañera rosa
mientras mamá te esperaba
con la toalla verde de capucha
para recoger tu pequeño cuerpo
de mis brazos y bailar contigo
el último baile de la noche antes de acostarte.
He notado cómo te has movido
te has dado la vuelta
pero aún sigues abrazada a tus sueños;
desando lentamente mis pasos
y antes de salir de tu habitación
lanzo un beso al aire con la esperanza
de que alcance tu rostro
mañana cuando despiertes
tu sonrisa me confirmará
que llegó a su destino.