Ahora, cuando en los termómetros vemos que la temperatura en los exteriores de nuestras casas bajan hasta -3 ó -4 grados, e incluso es posible que también algunos grados más en la escala; es muy probable que al hilo de ello nos vengan al recuerdo alguno de aquellos inviernos en el pueblo, cuando entonces sí que nevaba con contundencia en nuestra tierra; y donde también el frío se sentía con verdadera intensidad. ¡Aquéllos sí que eran inviernos crudos de verdad!, se podría decir a la luz de los acontecimientos ... (ver texto completo)