LA PRIMAVERA Y EL MEDIO RURAL
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Después de un seco invierno caracterizado por las inestables y tardías bajas temperaturas, éstas nos hacían dudar si la primavera (estación más hermosa del año) tuviera fuerzas como para surgir de las frías y oscuras sombras invernales. Ésta venció y la naturaleza se vistió de gala por doquier; los árboles frutales con las cálidas caricias del sol rápido florecieron; las cuales en algunos lugares del territorio español no sobrevivieron a las nocturnas heladas del inesperado y tardío bajón de temperaturas. Las verduras y las hortalizas también fueron sus víctimas, lo que motivó su alto precio sin saber los consumidores quienes fueron los beneficiados.
La vorágine urbana frente a la tranquilidad rural, (que muchos se vieron obligados a dejar) dos realidades enfrentadas, una delante de ti y otra detrás con dos escenarios tan diferentes que nos permiten confrontar escenarios típicos de cada ambiente: desde la reunión de un grupo de amigos refugiándose del frío (hasta en días de estío) en un bar del pueblo, al ajetreo diario de la gran urbe, donde el calor enseguida se hace agobiante. Los pastores de Castilla dicen: "el cierzo te recuerda que en el zurrón no puede faltar la manta".
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Después de un seco invierno caracterizado por las inestables y tardías bajas temperaturas, éstas nos hacían dudar si la primavera (estación más hermosa del año) tuviera fuerzas como para surgir de las frías y oscuras sombras invernales. Ésta venció y la naturaleza se vistió de gala por doquier; los árboles frutales con las cálidas caricias del sol rápido florecieron; las cuales en algunos lugares del territorio español no sobrevivieron a las nocturnas heladas del inesperado y tardío bajón de temperaturas. Las verduras y las hortalizas también fueron sus víctimas, lo que motivó su alto precio sin saber los consumidores quienes fueron los beneficiados.
La vorágine urbana frente a la tranquilidad rural, (que muchos se vieron obligados a dejar) dos realidades enfrentadas, una delante de ti y otra detrás con dos escenarios tan diferentes que nos permiten confrontar escenarios típicos de cada ambiente: desde la reunión de un grupo de amigos refugiándose del frío (hasta en días de estío) en un bar del pueblo, al ajetreo diario de la gran urbe, donde el calor enseguida se hace agobiante. Los pastores de Castilla dicen: "el cierzo te recuerda que en el zurrón no puede faltar la manta".