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SOTOBAÑADO Y PRIORATO: Seguro que tu también has notado el sueñecito después...

Seguro que tu también has notado el sueñecito después de comer y lo has puesto como excusa para pegarte una buena siesta, pero ¿a que se debe? Mucha gente piensa que la causa es que la sangre se concentra en el intestino para poder hacer la digestión y no llega bien al cerebro, pero esto no es más que un mito, piénsalo, durante el ejercicio físico la sangre se concentra en los músculos y no por eso tienes sueño. Además se ha medido el flujo de sangre en la arteria carótida (arteria que lleva la sangre al cerebro) y este no varía. La causa no está del todo establecida, lo que si se sabe es que la cantidad o el tipo de comida no tiene nada que ver con cuanto sueño te entra ni con la duración de la siesta, en contra de la gente que lo asocia más a comidas pesadas o comidas ricas en carbohidratos. Existen muchas posibles causas, en una de ellas participa el sistema nervioso autónomo, en sus divisiones simpático y parasimpático. Para entenderlo lo mejor es un ejemplo, imagina que te encuentras frente a un león hambriento en medio de la sabana dispuesto a comerte, en esa situación quieres estar muy alerta y atento para poder escapar y que tus músculos respondan como nunca, este es el ejemplo paradigmático de lo que hace el sistema nervioso simpático. Ahora imagina al contrario, que estas tumbado en una hamaca al sol, después de comer, espera relajado y tranquilo, aquí se activaría el sistema nervioso parasimpático.
¡Espera! ¿has dicho después de comer? Sí, delante del león no queremos gastar energía en digerir sino en escapar, mejor gastar esa energía cuando no dependa la vida de ello. Es por eso que la digestión está controlada por el sistema parasimpático, después de comer esta activación del parasimpático e inhibición del simpático es la que nos da sueño. Hay otros mecanismos como el de la insulina (sí, la de los diabéticos). La insulina es una hormona que se secreta cada vez que comemos y que se encarga de hacer entrar la glucosa en las células y, por tanto, bajar su concentración en la sangre. Aparte de esto, también introduce en las células algunos aminoácidos, pero no el triptófano, haciendo que éste se acumule en sangre en concentraciones más altas que el resto de aminoácidos. El cerebro, que detecta este “exceso de triptófano” lo absorbe y lo convierte en serotonina y melatonina, lo cual provoca sueño. También parece que la sensación de saciedad y la de sueño están muy relacionadas y el hipotálamo se “confunde” y activa las dos. Igual es por esto por lo que no puedo dormir con hambre.

CARLO DE ANDRÉS