Destruir es, algunas veces, más difícil que construir, aunque lo contrario parece más importante.
La crítica es difícil si se hace bien, es constructiva y está justificada. Los cargos públicos la necesitan, para saber si su línea de actuación está en consonancia con lo que demandan los administrados. El cargo público recibe la crítica, no la persona.
El anonimato permite que quien hace la crítica, con buena intención y demostrando lo que le preocupa el
pueblo, pueda ayudar sin buscar protagonismo,
... (ver texto completo)