QUINTANAS DE HORMIGUERA: Sigo con mi relato. Se me olvidó decir que todo lo...

Sigo con mi relato. Se me olvidó decir que todo lo que cuento se desarrolla entre los años 1928 y 1937. Tiempo de mi niñez. Cuando todas sus viviendas estaban ocupadas.
Siguiendo el camino iniciado desde la carretera, pasada la primera casa ya citada, a mano izquierda se entra en un estrecho callejón. Al final del mismo se encuentra una casa precedida de un gran portalón. La habitaba en aquel entonces Felicísimo Rodriguez, su mujer y sus cuatro hijos. Dos chicos y dos chicas. Era carpintero en Cementos Alfa en Mataporquera. Uno de sus hijos, Constancio fue muy amigo mío. Pasados los años, a finales de los 60 nos instaló la calefacción en casa, en Mataporquera donde creo que aun reside.
Regresando a la vía por la que veníamos, un poco mas adelante nos encontramos con la primera y principal calle de las tres que tiene el pueblo.
En ella, la primera casa fue habitada por Ciriaco Ruiz, su mujer y dos hijos y dos hijas ya mayores que yo por aquel entonces. Eran labradores. Adosada a esta, la siguiente casa pertenecía a Marcelino Ruiz, viudo con tres hijos mayores. Ambas casas son de piedra tallada con dos pisos y altillos. Frente a ellas se encuentra un bonito parterre donde se asienta la iglesia parroquial y el pequeño cementerio adosado.
Un poco mas adelante, después de una bonita casa de dos pisos, hay un pequeño callejón sin salida. En su parte izquierda vemos un pequeño edificio de planta baja dedicado en aquel entonces a matadero de terneras, propiedad del tío Pepe, el hombre mas famoso del pueblo. Allí sacrificaba a los animales y los enviaba a Madrid a través del ferrocarril de Mataporquera.
Después había dos casas similares. Una habitada por Manuel (labrador) con su mujer y una hija y un hijo. La otra habitada por el ya citado Pepe con tres hijas y un hijo todos ya mayores que yo. El hijo era ya médico. Uno de sus nietos ha sido hasta hace poco guardaespaldas del ya fallecido Emilio Botín. Es un buen conocido mío.