Pues si, de otra galaxia parecen pero no, eso existió y no hace ni cien años, pues aun no los tengo, y al igual que el tuyo, Charo, mi padre la severidad la había mamado y la cultivó hasta hace tres días en que la edad no se lo permite, pues labores encomendadas muchas, vacaciones las hacíamos en el huerto, de jugar a la pelota nada que se rompían los zapatos, de un libro para cada asignatura nada que mis hermanos solo utilizaron uno, la famosa Enciclopedia, los zapatos del mayor para el más pequeño,...
Charo, amiga, gracias por denominarme "mas joven", creo por nuestros conceptos que somos de edades similares, y por eso mismo ambos teníamos progenitores cuya manera de actuar eran también similares, te digo esto porque no creas que por estar en una ciudad no tenía cosas asignadas aparte de mis estudios, había que ayudar en todo aunque el que más se esforzaba era el cabeza de familia.
Mi hermana aportaba con su trabajo a la casa, y yo tuve la suerte de estudiar becado, con lo cual tan pronto como...
Si Emigrao, estoy de acuerdo contigo, muchas de esas profesiones son comunes y las hemos ejercitado por necesidad ó por colaboración en la familia. Quién pensaría que de la Capital de España nos haríamos a manejar el azadón de la huerta, pero un poco como curiosidad, y otro poco de necesidad de ayudar a los familiares como hemos hecho, e incluso me he recordado a mí mismo, imaginándome de nuevo en el trillo como los padres de Santi, por ilusión y colaboración, y confirmando tu aseveración, sin remunerar.
Pero...
Pues fácil sería amigo Eduardo que a ese libro hubiera que cambiarle únicamente los nombres y poco más, pues hasta algunas profesiones serían las mismas en nuestras vidas, pues de nuestras edades quienes no han regado un huerto o recogido alguna cosecha o ha ejercido algún trabajo que tenga algo que ver con ello, además sin remunerar.

Abrazos pa tos y toas, El Emigrao, de las cervicales aquejao
Emigrao, que no te quepa la menor duda de que existen en casi todas las casas los huertos, en esa zona, te lo dice uno que ha regado el de su abuela, con una azada poniendo cesped para tapar la reguera del arroyo, y metiendo el agua en el mismo huerto pleno de lechugas, tomates, pepinos, patatas, ciruelos, manzanos, perales, judias verdes que serpenteaban la vara que sostenía la mata, etc.
y al final resultaba que no me gustaban las verduras.
Pero amigo, había que ayudar en verano a la abuela.
Como...