HASTA AQUI LLEGARON, esos besos siempre son bien recibidos, mi tia se llamaba Arsenia vendia las hortalizas (que recogia mi padre) con un carretillo de madera que tenia una rueda de hierro, iba por el pueblo con ese traqueteo particular de aquel carretillo, gritando:! SEÑORA QUIERE LECHUGAS, TOMATES, ZANAHORIAS!, yo algun dia la acompañaba y todavia resuena en micabeza aquella voz con su peculiar resonancia al gritar.