Ser de Tierra de Campos es no preocuparse por las cuestas ni las curvas, porque no forman parte de tu vocabulario hasta que sales de tu tierra, saber que si subes al campanario de una iglesia, puedes ver veinte pueblos a la redonda, adorar la montaña pero suspirar cuando reconoces estar llegando a tu tierra porque no ves más que horizonte llano por todos los lados, amar los árboles y saber su inmensa importancia porque no hay muchos alrededor, tener ganas de ciudad, de salir de allí, y querer, tener ... (ver texto completo)