Gracias, Teódulo. Soy Félix y te conocí una mañana de domingo de hace unos años. Yo estaba de paso y nos mostraste la
iglesia que yo en sueños había visto derruída. No sólo estaba en pie, sino que además conservaba el
retablo con la escena del nacimiento y esa mula con el buey asomados a la
ventana. Esa era la escena central de mis sueños. Me ha acompañado toda mi vida, tengo 48 años, desde que ayudaba a misa a Don José de Celis
Valle. Es curioso, su hermano Don Gregorio me enseñó el Padre Nuestro
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