PALENCIA Y SU GENTE.
La vida sigue.
19.11.11 - 00:47 -
JAVIER GARCÍA ESCUDERO |
Cuando la prima de riesgo se dispara hasta superar los límites del infarto y el mundo parece a punto de acabarse cada día que amanece, el valor de lo cotidiano reconforta y nos alegra.
Esa sensación de que la vida sigue (aunque no sea igual) nos ancla a lo conocido y nos mantiene esperanzados.
Más aún si esas certezas se hallan unidas a la cultura, igualmente sacudida por los recortes y el marasmo de las cajas y otras entidades, públicas o privadas, que hasta no hace mucho la apoyaban con mayor decisión y más dinero a través de sus obras sociales.
La buena ventura nos ha llegado en estos días tan inciertos desde el mundo del cine, a través de dos festivales que en Palencia tienen su peso y su arraigo: la Muestra de Cine Internacional de Palencia y el Festival de Cortometrajes de Aguilar de Campoo.
El primero ha iniciado el plazo de recepción de aquellas obras que deseen participar a concurso, mientras que el segundo ya anuncia que 56 cortos, procedentes de 26 países, competirán por un galardón entre el 3 y el 7 de diciembre.
Por tanto, ambos se encuentran en marcha y nos permiten creer que al menos algo tiene continuidad y permanece estable.
Los dos certámenes contarán además con la ayuda de las administraciones públicas, y ahí radica el acierto de invertir ese dinero en dar cultura y también en transmitir confianza.
Gastos superfluos, no, pero cualquier iniciativa que contribuya a dinamizar el conocimiento merece no perder cualquier apoyo que se le haya venido prestando. Porque esas mismas administraciones públicas, y también cajas y bancos, deben ayudar a generar con sus decisiones el clima adecuado de confianza en el futuro.
Más aún si nos movemos en unos presupuestos perfectamente asumibles.
Y hay muchos grupos sociales y culturales, y también algunas empresas, que se esfuerzan en que el día a día se parezca lo máximo posible a la normalidad de la que disfrutábamos.
Nadie niega que el precipicio esté ahí, pero algunas cosas deben seguir inmutables. Se puede.
La vida sigue.
19.11.11 - 00:47 -
JAVIER GARCÍA ESCUDERO |
Cuando la prima de riesgo se dispara hasta superar los límites del infarto y el mundo parece a punto de acabarse cada día que amanece, el valor de lo cotidiano reconforta y nos alegra.
Esa sensación de que la vida sigue (aunque no sea igual) nos ancla a lo conocido y nos mantiene esperanzados.
Más aún si esas certezas se hallan unidas a la cultura, igualmente sacudida por los recortes y el marasmo de las cajas y otras entidades, públicas o privadas, que hasta no hace mucho la apoyaban con mayor decisión y más dinero a través de sus obras sociales.
La buena ventura nos ha llegado en estos días tan inciertos desde el mundo del cine, a través de dos festivales que en Palencia tienen su peso y su arraigo: la Muestra de Cine Internacional de Palencia y el Festival de Cortometrajes de Aguilar de Campoo.
El primero ha iniciado el plazo de recepción de aquellas obras que deseen participar a concurso, mientras que el segundo ya anuncia que 56 cortos, procedentes de 26 países, competirán por un galardón entre el 3 y el 7 de diciembre.
Por tanto, ambos se encuentran en marcha y nos permiten creer que al menos algo tiene continuidad y permanece estable.
Los dos certámenes contarán además con la ayuda de las administraciones públicas, y ahí radica el acierto de invertir ese dinero en dar cultura y también en transmitir confianza.
Gastos superfluos, no, pero cualquier iniciativa que contribuya a dinamizar el conocimiento merece no perder cualquier apoyo que se le haya venido prestando. Porque esas mismas administraciones públicas, y también cajas y bancos, deben ayudar a generar con sus decisiones el clima adecuado de confianza en el futuro.
Más aún si nos movemos en unos presupuestos perfectamente asumibles.
Y hay muchos grupos sociales y culturales, y también algunas empresas, que se esfuerzan en que el día a día se parezca lo máximo posible a la normalidad de la que disfrutábamos.
Nadie niega que el precipicio esté ahí, pero algunas cosas deben seguir inmutables. Se puede.