Llevo bastantes años residiendo fuera del
pueblo, antes por estudios y ahora por trabajo pero siempre que tengo la oportunidad regreso a Marcilla. NO pierdo ninguna oportunidad de presumir de mi pueblo, que aunque sea pequeño a mi siempre me ha parecido que tiene un encanto especial.
Recuerdo con nostalgia cuando de pequeña había niños, cuando íbamos en autocar al
colegio de
Frómista. En mi época recuerdo que éramos ocho en total, y que nuestra ilusión era volver, dejar la cartera, coger el bocadillo
... (ver texto completo)