Como os dije, tras la cena, salí a la calle y miré al cielo, y las estrellas estaban brillantes y bajas. Miré hacia poniente, y vi brillos muy potentes pero no vi la estrella de Navidad; después miré al este, lo mismo más o menos. El norte no era visible pues las farolas creaban una cortina de luz que impedía su visión, pero por el sur ésta era limpia y amplia. Del Gordo Vestido de Rojo o de su trineo, ni rastro, así que me temo que un año más se ha olvidado de mi; lástima, pues hubo un tiempo en ... (ver texto completo)