Yo recuerdo, siendo niño, ver esta caseta emergiendo en un mar de agua, se veía el tejado y poco más.
Y se fue.
Con el sol de julio nos abandonó.
Tanto sol de julio en la cabeza, bajo el pañuelo, bajo el sombrero.
La siega, las lentejas, las gavillas, las morenas.
Y al llegar el medio día, en el coche de San Fernando,
vuelta a casa bajo un sol que aturde, y encender la hornilla, cuatro palos y un poco de paja y preparar la comida.
¡Que dura era aquella vida!
En la solana del caño queda su silla vacía.
Si una noche de tertulia vierais pasear dos sombras por la plaza semi oscura y quieta, ... (ver texto completo)
Cuando a Rogelio lequemaba el hierro
con que esclavo la tierra le tenía,
buscaba en tentadora lejanía
una liberación para su encierro.

Dejaba el pueblo atrás, cruzaba el cerro,
y en senderos ya andados se perdía...
En tales escapadas, le seguía
la flaca arquitectura de su perro.
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Puntuales, como vuelven las golondrinas, así llegan los recuerdos de aquellos Domingos de Ramos. Hermosos, fresquitos y esperados.
Por entre las flores primeras que nos trae la primavera, pasearán libres los espíritus puros.
Las peleas de los pardales, el chillar de las golondrinas, el toque de la Chica, el aire limpio y fresco, el olor de las ramas de romero, los salmos cantados, el viento jugando con las faldas, el azul intenso del cielo, el pañuelo nuevo, los zapatos limpios. Deseos, sueños, ... (ver texto completo)
Las cacharras en la calle en el remolque, y el “remolquin enganchau al amoto” enfrente de la casa “dElicio” donde hacen el queso los queseros, viven, crían niños y le ponen a la vida lo que esta les pida y aún un poco más.
Creo que por entonces esta gente utilizaba ya ese reloj que acojona un poco a los tibios, porque solamente marca la hora de empezar el trabajo, las otras se le borran todos los días.
Y luego fue la casa del Gitano, llena de niños, y la cochinera y el cauce, y los pastores llevando ... (ver texto completo)
La luna está cerca del cenit.
Hace frio.
Redonda y llena. Amarillea.
Gasas de humedades invernales, humos y nubes la envuelven.
No presagian nada bueno estas visiones.
Las agujas del reloj avanzan lentas.
El año muere. Pero otro nacerá.
Estamos vivos. Vivos y solos. Libres.
Cambió el año. 00/01/2021
Ya es 01/01/21 ... (ver texto completo)
La ciencia, como la vida, el presente y tantas cosas más, son solamente como un fugaz destello en el inmenso espejo que agita el azar.
Todos miramos en él, y lo que en él vislumbramos, verdad absoluta creemos.
De vez en vez, alguien se queda observando y recordando cosas que en él se reflejaron ayer.
Ojalá pronto sean muchos los que descubran como cambia todo según en él incida la luz.
El sol lleva ya un tiempo dedicado a secar lágrimas.
En la oscuridad de la noche que extiende el cabrón del ... (ver texto completo)
En esta noche de Santos y difuntos, ¿quién está jugando con mi reloj?
¿Quién está dando gritos?
¿Qué dice?
¿Qué quiere?
¿Quién juega con las letras del teclado?
¿Alma en pena, amigo, guasón descarado?
¿Espíritu necesitado?
Cierro los ojos. Las manos sobre el teclado. Espero.
Llegan impulsos a las yemas de los dedos, pero no sé interpretarlos. Pesa en ellos como un hormigueo.
Algo de congoja, un poco de miedo. He estado removiendo recuerdos… ... (ver texto completo)
Está lloviendo en el puerto, está lloviendo.
Lluvia larga y pesada, sin tregua en el tiempo.
Lluvia que dura del verano al invierno, y el resto del tiempo.
Los marineros se alejan del puerto.
No van a la mar, si no tierra adentro.
Los días pasan pero sigue lloviendo en tú puerto.
A solas están la barca y el marinero, patrón del aguante al guantazo más fiero.
Y sigue lloviendo en el puerto.
Dicen en el pueblo que el patrón se tiene ganado el cielo.
Carpintero, carpintero: ¡Que Neptuno te ... (ver texto completo)
¡Que traiga el aire un son de campanas.
Campanas lanzadas al vuelo llamando a la fiesta.
Alegre y festivo. Con olor a forastero!
Mañana de la fiesta: con el sol despertando, subíamos por Gallegos el último carro de mies.
La hora fresca y el aire de fiesta.
En la mente una ilusión, en el corazón la esperanza de...
A misa de doce ya llaman alegres las campanas.
Agua fresca en las palanganas.
Ropa nueva. Olor de colonia. Prisas.
De dos en dos suben los machos valientes los peldaños, desafiando. ... (ver texto completo)
La luna se recoge prontito.
Es tan niña que los padres solo la han dejado pasear un ratito.
¡Qué bonita la lunita!
Juega al escondite con una nubecica negra y despistada que al acaso pasea por el horizonte.
En los montes más altos, relampaguea.
En lo gordo, silencio.
Cantan lejos algunos grillos.
Voy a poner en letras mis pensamientos.
Abriré la ventana por si llega un poco de aire fresco.
Siiiiii, ¡que nadie lo sepa!
No tengo miedo del ayer porque ya pasó.
Ni del mañana, porque aún no ha llegado.
Y el ahora, es tan corto… que ya pasó.
Pero tengo miedo de perder el tiempo. Y quiero tiempo para pensar.
Para pensar en ti, para pensar en mí.
Para pensar por mí, por mí solo. Para pensar solo y en mí solo. Y en los otros, y en vosotros.
Y pensando me encontré, algunas veces, cual punto imaginario en el inmenso vacío que está lleno. Flotando en el aire de algún sitio desconocido. Sitio donde se encuentran siempre, juntos, separados y revueltos, el ayer y el mañana de los míos, de los otros, de todos y el mío.
Y me he visto y os he visto, y a veces, me han dejado ver algún porqué. Y a veces no he visto si no el vacío.
Y pensando sigo hacia dónde han de seguir mis pasos, pero no lo sé.
Después de tres veces a la puerta del otro lado y ser rechazado, no tengo duda alguna que, Alguien, guía mis pasos; pero, ¿si supiera para qué?
Y tengo tiempo para pensar, y pienso en mí, y pienso en Dios, y en la vida y en la muerte, sí, y pienso en la suerte que tengo, suerte de ser.
Sí, que duro es querer ser.
Y la plaza del Cristo no tenía piedras. Era una losa blanca con escarchas agujereadas por el viento y el agua, que al pisarlas se quebraban. Y había redondeles de arena que arrastró el agua de una tormenta.
Y en el silencio de la noche se oía siseo de faldas y los pasos de la descarnada.
Esa no es su calle: ¡Déjale seguir! ... (ver texto completo)
Vienen a verme de lejos. De otros tiempos.
No sé qué quieren decirme, ni qué haga.
Me llevan por el Cristo, pero sin ermita.
Era la plaza, blanca de piedra y arena después de una tormenta.
Una guadaña blanca y una cara descarnada.
Pasos leves, rumor de faldas.
La muerte por allí pasaba.
¿A quién queréis avisar, y de qué?
¿Qué queréis que haga?
Por la calle de la Amargura van saltando de los postigos los candados. ... (ver texto completo)
Entre un inquieto batir de alas en la luz dorada de la mañana.
Hoy he vuelto a sentir la llama de la primavera.
La he visto pasar revoloteando sus verdes faldas.
Esta tarde, luz clara y cielo azul.
Algunos vellones pequeños, blancos y dispersos le adornaban.
En el aire, música de alas.
En los campos, verde, verde, verde.
Verde de las mil tonalidades que algún pintor loco imaginara.
¡Es la primavera hermosa y estos cabrones quieren robárnosla!
¡Ay, abril florece frente a mi ventana! ... (ver texto completo)
Temblando está un alba de primavera.
De un pliegue del tiempo cuelga una lágrima.
En la duermevela, ríe una campana.
Anteayer llegaron las golondrinas.
Yo las vi pasar en vuelo rasante. Raudas como saetas.
Debían llegar del viaje.
En el fresco de la mañana, ayer, volando en círculos sobe mí, con sus trinos me saludaban.
¡Golondrinas de ayer y de otras mañanas, siempre junto a mi alma!
El romero está azul de flores.
Quiero cortar una rama. ... (ver texto completo)