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ROSALES: Mira esta tarde tenemos que hacer una visita al pueblo...

Mira esta tarde tenemos que hacer una visita al pueblo de Rosales para
hablar con el alcalde. Vuelve a casa y no te preocupes. Tranquilízate, -le
comenta uno de los mandos.
La Guardia Civil llega al pueblo. En la casa del alcalde saborean unas
lonchas de jamón, unos tacos de chorizo y beben unos cortos tragos de la bota.
Están de servicio. Después de preguntarle por algunas cosillas al alcalde y
también por la familia de Elisea, se acercan a su domicilio.
Elisea está sola en casa, sus padres y hermano han salido por los pueblos
de Omaña a vender los géneros que tienen.
Llaman a la puerta de su casa con recios golpes dados con la culata del
fusil. Sale Elisea y el guardia más viejo les pregunta: - ¿Has visto el camero
blanco de Benigno? ¡Y no admito mentiras! Hoy pienso registrar tu casa de
arriba a abajo hasta que lo encuentre.
Elisea lo niega. Porfia con aparatosos gestos. Les jura una y otra vez por lo
más sagrado, que ella no ha visto el camero.
La Guardia Civil ya la conoce. Han tenido algunas denuncias de sus robos
en varias casas del pueblo.
Los dos guardias entran en la casa de Elisea. Miran en el portal, en el
corral, en las cuadras... y, tapadas con paja, descubren unas pequeñas manchas
de sangre entre el estiércol de una cuadra.
Le preguntan de nuevo, pero ella lo niega una y otra vez. Elisea, joven
muy atrevida, deslenguada y malvada, les comenta que son de un gallo que ha
matado su madre esa mañana antes de salir por los pueblos del entorno. Por
supuesto, ellos no la creen.
Elisea y Benigo permanecen cerca el uno del otro en el callejón, pero sin
dirigirse la palabra y menos la mirada.
Los dos guardias revisan minuciosamente todas las dependencias de la casa
y en la tenadai'" del redil encuentran la piel del camero escondida entre la pared
de piedra y una gruesa viga de roble.
- ¿Qué es esto Elisea? -le pregunta el guardia más viejo.
Elisea, viéndose descubierta, les contesta con cara compungida, era una
maestra para fingir situaciones de miseria y hambre: -Ustedes no lo saben.
Pasamos mucha hambre. La tienda no deja dinero. Mis padres no pueden
trabajar, son ya mayores. No tenemos nada para comer. Ya hemos terminado
el samartino... La carne del carnero
está en el desván del cuarto en una
masera.
El guardia más joven se sube al
oscuro desván con la ayuda de una
corta escalera de madera y un farol
encendido. Descubre en un rincón la
artesa con la carne del carnero.
Baja la artesa y entrega la carne.
al dueño del carnero. Benigno' la
recoge y con los ojos llenos de
lágrimas vuelve a su casa. Le
hubiese gustado darle un buen
escarmiento a Elisea, pero...
La Guardia Civil lleva a Elisea unos días presa al cuartel de Riello, hasta
que sus padres buscan el dinero y pagan los daños causados y la fianza. Luego
la dejan libre y vuelve a Rosales. Al encontrarse con las gentes del pueblo, éstos
la miran mal, pasan a su lado y no le hablan. Los mozos jóvenes le cantan
coplas alusivas al suceso. También los niños le tiran piedras y palos y le llaman
¡ladrona! Todo esto le escuece mucho a Elisea y planea una cruel venganza
contra los vecinos del barrio.
Durante la siega de la hierba del año 1908 prende fuego en el pajar de
Antón Martín. Son altas horas de noche, cuando el pueblo duerme. Elisea coge
un tronco ardiendo del fuego bajo de su cocina y lo arroja por el buquirón del
pajar entre la hierba reseca. Nadie lo descubre a tiempo. El fuego avanza rápido
devorando pallozas, y portales, y viviendas, y establos, y rediles... Las campanas
llaman a los vecinos del pueblo y aldeas cercanas. Los intentos de estas gentes
para apagarlo, son inútiles. Las cadenas humanas agotan enseguida el agua de los
abrevaderos y pozos. Sacan de los domicilios los ganados, los restos de la
matanza, las ropas, los aperos de labranza... Y, con lágrimas en los ojos,
contemplan desde Farulla o las linares de la Troja como el fuego consume sus
casas.
Purifica Bardón se da cuenta que falta el tío Ulpiano, hombre inválido que
está acostado en una cama de la cocina. Sus gritos desesperados nadie los oye. Se
ha tirado ya de la cama y arrastrándose por las tablas de la cocina, intenta
acercarse a la puerta. Un mozo entra en la casa protegido por una manta de lana
mojada y lo saca a la calle envuelto en ella.
Se queman varios caseríos de la Solana:... Ignacia hoy día no
recuerda con exactitud cuales fueron pasto de las llamas, pero el de Benigno,
que está en una esquina del barrio, queda intacto.
Que Ignacia recuerde, ningún vecino del pueblo sufre quemaduras graves,
pero las pérdidas en bienes materiales son muy importantes para estos humildes
labradores.
Los demás vecinos, a pesar de sus pobres recursos, acogen a las familias
afectadas en sus casas y comparten con ellas sus alimentos. Durante los
domingos y días de fiesta del verano y otoño todos los vecinos del pueblo y
aldeas cercanas ayudan a las personas afectadas a reconstruir sus cuadras, sus
pajares, sus viviendas...
De este suceso Ignacia, entonces una niña de 4 ó 5 años, conserva en su
memoria el año 2004, ya centenaria, un claro recuerdo. No ha podido precisar el
tiempo que Elisea permaneció en la cárcel de León. Los nombres de los
personajes, lugares y sucesos principales son reales, el desarrollo de los hechos
los he inventado.
FUENTE JOSE OTERO DIEZ
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Debio de sentinse Elisea muy acobardada y acorralada por las gentes del lugar, despues que encontraran el carnero troceado en el pajar por la autoridad. No esque yo defienda a Elisenda ni mucho menos pero que te apedreen, te canten coplas, y te rechacen en tu ertorno debe de ser orrible, A este personaje solo le quedaba lugar para el rencor y la venganza sin duda una cruel venganza pero en su interior no habia lugar para otra cosa en el fondo a mi me da un poco de pena de esta mujer sin poderlo remediar ... (ver texto completo)