PUENTE ALMUHEY: Deshojar una margarita...

Deshojar una margarita

pétalo a pétalo

para encontrar esa sencilla respuesta

a la pregunta de “ ¿Me ama o no me ama?”;

para hallar esa respuesta sencilla

a la pregunta de “ ¿Será o no será?”

¿Cuántos pétalos de flores deshojadas

alfombran el destino de los enamorados inciertos?

¿Cuántos pétalos de flores deshojadas

cubren las desdudadas dudas de todos aquellos

que buscan la ansiada respuesta?

Recuerdo aquella primera vez

en la que tomé entre mis dedos

una frágil margarita que solitaria

encontré al borde del camino.

La miré con la sincera esperanza

que latía en este corazón enamorado

que palpitaba, de duda en duda,

en una juventud ya lejana.

Antes de arrancar el último pétalo

de su receptáculo

ya conocía la respuesta a mi pregunta.

¿Por qué deshojar esta flor de flores

para pretender obtener esa anhelada respuesta

que habita en mi corazón?

¿De dónde mi temor?

¿De dónde mi zozobra?

¿De dónde esas dudas

cuyas respuestas tienen un único origen?

No he vuelto a deshojar una flor,

pero sí he disfrutado de su tacto

y de su fragancia y de sus colores,

desdudando mis dudas en ese rinconcito

del corazón donde aguardan, pacientes,

todas las respuestas.

José Manuel Contreras