PUENTE ALMUHEY: Y llegó el otoño...

Y llegó el otoño

como lo hace cada año

encontrándonos diferentes

a como nos halló en su último regreso

y los anteriores también,

ahora desprovistos de futuro

y con caminar incierto,

otrora soñadores

y en ocasiones, tal vez, algo dispersos.

Pero el otoño no entiende de temores

ni de caminares

ni de futuros

ni de desprovistos

ni de inciertos

ni siquiera de soñadores

y mucho menos de dispersos

o de algos.

El otoño desnuda sutilmente

las ramas de los árboles

que tras el estío aguardan su llegada,

pacientes, sin prisa…,

tan solo esperan que aparezca de nuevo

con sus luces

con sus colores

con sus vientos

que ayudarán a alfombrar

veredas y campos y bosques

y caminos y calles y laderas

de colores dorados, ocres y rojos

que destacan de entre los verdes perennes

con los que la Naturaleza nos regala.

Disfrutar de este mágico tiempo

en el que nuestras ventanas

se tornan escaparates privilegiados

desde los que observar semejante espectáculo

que invita al sosiego y la paciencia;

tiempo de reflexión del alma

que habita ese corazón que late

esperando…,

esperando que todo pase

esperando que todo regrese

como regresa el otoño

después de cada verano.

Pasará

susurra el viento

acariciando las copas de los árboles;

pasará

brama el viento

hasta alcanzar el alfeizar de las ventanas;

pasará

no antes de que haya pasado

rachea ahora el viento.

José Manuel Contreras


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