PUENTE ALMUHEY: Y el hombre solo acomodó...

Y el hombre solo acomodó

su espalda desnuda

sobre la verde hierba fresca

y observó el caminar pausado

de las nubes bajo un cielo regalado.

Imperceptibles los vientos a ras de tierra

se atrevían a dibujar figuras blancas

allá donde la mirada del hombre solo alcanzaba;

ahora caballos alados galopando libres

por invisibles senderos

otrora ilusiones convertidas en lo que no fueron

o quizá en lo que pudieron ser.

Respira profundo el hombre solo

inundando sus pulmones del aire limpio

que abraza su cuerpo

que abraza todo objeto animado o inanimado

que acompaña ahora su soledad,

sin tristezas

sin melancolías

sin añoranzas

mientras una sonrisa alcanza a dibujarse

en su rostro y sus ojos entornan su luz.

No está solo el hombre solo

cuando la vida rodea sus sueños

cuando los sueños rodean su vida;

no está solo el hombre solo

cuando es capaz de respirar

con la verdadera libertad

de saberse conocedor de lo que ama;

no está solo el hombre solo

cuando es capaz de entornar su mirada

y seguir viendo las figuras mágicas

que los vientos crean a su antojo

para indicarle hacia dónde caminar

hacia ese lugar donde le espera

lo que el hombre solo conoce

y en su anhelo y en sus sueños desea.

José Manuel Contreras


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