Si me reconozco
en la imagen inversa
que me devuelve el espejo
miro el observar de su mirada
y veo su luz y su pasado
y el tiempo compartido
en casi seis décadas.
Ya todo está bien.
Recorro su rostro
intuyendo que él hará lo mismo
con el mío
no sé qué pensará
de hecho no sé si piensa
o soy yo el único que piensa de los dos
pues desconozco si mi reflejo piensa
o tan solo observa.
Arrugas en derredor de los ojos
aún ávidos de experiencias
arrugas en una frente despoblada
aún por desahuciar
arrugas al fin y al cabo
de alegrías que regala la vida
y de tristezas que las acompañan
para equilibrar una balanza
siempre desequilibrada.
Observo ahora sus labios
y descubro el rictus de una sonrisa
recuerdos de algún instante agradable
ignorando el recuerdo de mi imagen
si es posible que pueda recordar.
Regreso a esos ojos
con reflejos verdes cuando miran
devolviéndome serenidad
echaba en falta esa mirada
que tanto me reconforta
cuando nos encontramos
me he reconocido en la imagen
inversa de mi espejo.
Ya todo está bien.
José Manuel Contreras
en la imagen inversa
que me devuelve el espejo
miro el observar de su mirada
y veo su luz y su pasado
y el tiempo compartido
en casi seis décadas.
Ya todo está bien.
Recorro su rostro
intuyendo que él hará lo mismo
con el mío
no sé qué pensará
de hecho no sé si piensa
o soy yo el único que piensa de los dos
pues desconozco si mi reflejo piensa
o tan solo observa.
Arrugas en derredor de los ojos
aún ávidos de experiencias
arrugas en una frente despoblada
aún por desahuciar
arrugas al fin y al cabo
de alegrías que regala la vida
y de tristezas que las acompañan
para equilibrar una balanza
siempre desequilibrada.
Observo ahora sus labios
y descubro el rictus de una sonrisa
recuerdos de algún instante agradable
ignorando el recuerdo de mi imagen
si es posible que pueda recordar.
Regreso a esos ojos
con reflejos verdes cuando miran
devolviéndome serenidad
echaba en falta esa mirada
que tanto me reconforta
cuando nos encontramos
me he reconocido en la imagen
inversa de mi espejo.
Ya todo está bien.
José Manuel Contreras