Debí dejarme olvidado
por algún rincón
un sueño dormido
que no quiso despertar
decidí seguir mi camino
sin volver la espalda
pues los otoños
no aguardan primaveras.
Busqué en otros rincones
nuevos sueños que vivir
agazapados a la sombra de un tiempo
que todo lo devora
tirano inalcanzable
que no detiene su caminar
bien asomada la vida
bien llegada la muerte.
Descubrí la sonrisa de unos ojos
que con el tiempo me miraron
descubrí después la suavidad
de unos besos junto a mis labios
que en silencio permanecieron
llegué también a descubrir el calor del abrazo
que devuelven los corazones enamorados.
No volveré a dejar atrás ningún rincón
en el que mirar
pues pueden ser tan pequeños
como para que se oculte el sol
y a la vez tan inmensos
como para que se extravíe un recuerdo.
José Manuel Contreras
por algún rincón
un sueño dormido
que no quiso despertar
decidí seguir mi camino
sin volver la espalda
pues los otoños
no aguardan primaveras.
Busqué en otros rincones
nuevos sueños que vivir
agazapados a la sombra de un tiempo
que todo lo devora
tirano inalcanzable
que no detiene su caminar
bien asomada la vida
bien llegada la muerte.
Descubrí la sonrisa de unos ojos
que con el tiempo me miraron
descubrí después la suavidad
de unos besos junto a mis labios
que en silencio permanecieron
llegué también a descubrir el calor del abrazo
que devuelven los corazones enamorados.
No volveré a dejar atrás ningún rincón
en el que mirar
pues pueden ser tan pequeños
como para que se oculte el sol
y a la vez tan inmensos
como para que se extravíe un recuerdo.
José Manuel Contreras