He vuelto a aprender
a nadar
pues debí haberlo olvidado
ya no sentía la dulce sensación que procura
la desnuda piel que me guarda
acariciada por las aguas dulces de los ríos
por el agua salada de los mares.
He vuelto a aprender
a volar
pues debí haberlo olvidado
ya no recordaba el indescriptible vértigo
que provoca
la desnuda piel que me guarda
acariciada por el viento entre las nubes
por las nubes entre todos los cielos.
Y he vuelto a aprender
a soñar a reír a creer
a crecer a sentir a escuchar
a respirar…
pues debí haberlo olvidado
mientras andaba extraviado entre sombras y luces
que voluntarias distorsionaban mi realidad
entre ruidos que dormían verdades
despertando mentiras.
Lanzarme al vacío
con mis alas desplegadas
desde lo más alto de la vida
hasta alcanzar mis sueños
sumergirme a pleno pulmón
con el aire inundando cada célula de mi cuerpo
hasta la sima más profunda de la vida
donde descansan los más bellos tesoros.
He vuelto a aprender
lo que nunca debí haber olvidado
escucharé en silencio
el latido acompasado y limpio de mi corazón
en este tempo presente
dejando atrás ayeres
desocupándome de los mañanas
que aún están por llegar.
José Manuel Contreras
a nadar
pues debí haberlo olvidado
ya no sentía la dulce sensación que procura
la desnuda piel que me guarda
acariciada por las aguas dulces de los ríos
por el agua salada de los mares.
He vuelto a aprender
a volar
pues debí haberlo olvidado
ya no recordaba el indescriptible vértigo
que provoca
la desnuda piel que me guarda
acariciada por el viento entre las nubes
por las nubes entre todos los cielos.
Y he vuelto a aprender
a soñar a reír a creer
a crecer a sentir a escuchar
a respirar…
pues debí haberlo olvidado
mientras andaba extraviado entre sombras y luces
que voluntarias distorsionaban mi realidad
entre ruidos que dormían verdades
despertando mentiras.
Lanzarme al vacío
con mis alas desplegadas
desde lo más alto de la vida
hasta alcanzar mis sueños
sumergirme a pleno pulmón
con el aire inundando cada célula de mi cuerpo
hasta la sima más profunda de la vida
donde descansan los más bellos tesoros.
He vuelto a aprender
lo que nunca debí haber olvidado
escucharé en silencio
el latido acompasado y limpio de mi corazón
en este tempo presente
dejando atrás ayeres
desocupándome de los mañanas
que aún están por llegar.
José Manuel Contreras