He conseguido reconocerme
de nuevo
en el espejo al que me asomo
cada mañana
creí verme al despertarme
un amanecer tras otro
un mismo rostro
unos mismos ojos
el mismo rictus en mis labios callados
mis brazos
mi pecho
mi cintura
mis caderas
mis piernas y también mis pies…
si bien
ahora observo
que no era la misma mirada
la que miraba.
No era un espejismo
sencillamente
pasé a ser la imagen distorsionada
de mí mismo
y dejé de conocerme
prometiéndome solemnemente
no hablar con desconocidos…
ignorante.
Ahora respiro
y abrazo las nubes
que sencillas troquelan los cielos
ahora siento
el viento meciendo mis sueños
como antaño también lo hicieron…
he vuelto a hablarme
he vuelto a escucharme.
Ilumináronse las sombras
que desde cada vértice equidistante
cubrieron el brillo de mi espejo
andaré presto y vigilante
pues sé que siempre estarán al acecho.
José Manuel Contreras
de nuevo
en el espejo al que me asomo
cada mañana
creí verme al despertarme
un amanecer tras otro
un mismo rostro
unos mismos ojos
el mismo rictus en mis labios callados
mis brazos
mi pecho
mi cintura
mis caderas
mis piernas y también mis pies…
si bien
ahora observo
que no era la misma mirada
la que miraba.
No era un espejismo
sencillamente
pasé a ser la imagen distorsionada
de mí mismo
y dejé de conocerme
prometiéndome solemnemente
no hablar con desconocidos…
ignorante.
Ahora respiro
y abrazo las nubes
que sencillas troquelan los cielos
ahora siento
el viento meciendo mis sueños
como antaño también lo hicieron…
he vuelto a hablarme
he vuelto a escucharme.
Ilumináronse las sombras
que desde cada vértice equidistante
cubrieron el brillo de mi espejo
andaré presto y vigilante
pues sé que siempre estarán al acecho.
José Manuel Contreras