Me quebré
igual que se quiebra
el pétalo de la amapola
cuando se golpea suave
sobre la tierra seca y desolada
en silencio
en un grito silencioso
que acompañó mi caída
esa caída que se antoja eterna
y que sigue a la soledad del tiempo
cuando estás a merced del viento
sin un rumbo marcado
sin camino decidido
hacia el más infinito de los vacíos.
Cuánto amor apostado
cuántos sueños sin dueño
cuánto tiempo gastado
cuánto desconsuelo.
Me enamoré de su cálida sonrisa
de su dulce mirada
de cuanto me decía
y de lo bello que todo me sonaba.
Me enamoré de lunas
y de soles
y me enamoré de un tiempo compartido
y de todos los sueños prometidos
y se sucedieron los años
y más años
y me fui desenamorando sin saberlo
por las promesas incumplidas
por los espérate a mañana
por los hoy no tengo ganas
y de tantas puertas y ventanas cerradas.
Primero fue una voz a destiempo
que justifique por su cansancio
le siguió una inquisitiva mirada
y después otra y otra…
y después otra
y de nuevo una vieja palabra a destiempo
y seguidamente me decía… te quiero
para esconder su cobardía.
Qué vacía puede ser la palabra
cuando se dice
sin decir lo que se siente
que honda la soledad que procura
la compañía de los amores acabados
cuánto he querido
cuánto he perdonado.
Si estás leyendo estos versos
ya todo ha terminado
habrá cumplido la única promesa
de todas las que me ha dedicado
dijo que acabaría con mi vida
antes de que yo acabase con la suya.
Con la suya.
Cómo pude ser tan ciega
por qué seguí viviendo en este infierno
esperaré
me decía yo misma una y otra vez
todo volverá a ser como antes había sido
si tengo que decidir
ya lo decidiré cuando tenga fuerzas…
ya lo decidiré cuando tenga ganas.
Si estás leyendo estos versos
no solo murió mi esperanza
no solo acabaron mis sueños
para mi ya no amanecerá mañana.
Salta, corre, vive, vuela…
no tengas miedo
como yo lo tuve
no tengas miedo
como yo lo he tenido
mira al frente
abrázate a tus sueños
abrázate a tu vida
y cierra la puerta a tu espalda
ahora
antes de que su cobardía
termine con toda esperanza.
igual que se quiebra
el pétalo de la amapola
cuando se golpea suave
sobre la tierra seca y desolada
en silencio
en un grito silencioso
que acompañó mi caída
esa caída que se antoja eterna
y que sigue a la soledad del tiempo
cuando estás a merced del viento
sin un rumbo marcado
sin camino decidido
hacia el más infinito de los vacíos.
Cuánto amor apostado
cuántos sueños sin dueño
cuánto tiempo gastado
cuánto desconsuelo.
Me enamoré de su cálida sonrisa
de su dulce mirada
de cuanto me decía
y de lo bello que todo me sonaba.
Me enamoré de lunas
y de soles
y me enamoré de un tiempo compartido
y de todos los sueños prometidos
y se sucedieron los años
y más años
y me fui desenamorando sin saberlo
por las promesas incumplidas
por los espérate a mañana
por los hoy no tengo ganas
y de tantas puertas y ventanas cerradas.
Primero fue una voz a destiempo
que justifique por su cansancio
le siguió una inquisitiva mirada
y después otra y otra…
y después otra
y de nuevo una vieja palabra a destiempo
y seguidamente me decía… te quiero
para esconder su cobardía.
Qué vacía puede ser la palabra
cuando se dice
sin decir lo que se siente
que honda la soledad que procura
la compañía de los amores acabados
cuánto he querido
cuánto he perdonado.
Si estás leyendo estos versos
ya todo ha terminado
habrá cumplido la única promesa
de todas las que me ha dedicado
dijo que acabaría con mi vida
antes de que yo acabase con la suya.
Con la suya.
Cómo pude ser tan ciega
por qué seguí viviendo en este infierno
esperaré
me decía yo misma una y otra vez
todo volverá a ser como antes había sido
si tengo que decidir
ya lo decidiré cuando tenga fuerzas…
ya lo decidiré cuando tenga ganas.
Si estás leyendo estos versos
no solo murió mi esperanza
no solo acabaron mis sueños
para mi ya no amanecerá mañana.
Salta, corre, vive, vuela…
no tengas miedo
como yo lo tuve
no tengas miedo
como yo lo he tenido
mira al frente
abrázate a tus sueños
abrázate a tu vida
y cierra la puerta a tu espalda
ahora
antes de que su cobardía
termine con toda esperanza.