Duerme tu melancolía,
hermanadas se han vuelto de pronto tu alma y la mía,
retornando hacia el valle feraz que hasta ayer aún serías
y no el de lágrimas juntas en que te han convertido hoy.
¿No oyes a la tía Manuela
ni a sus vacas paciendo en los prados, velando su esquela?
Sin reparos ahogaron su entraña, rasgando tu seda
en jirones que hoy nuestra memoria se esfuerza en tejer.
Las aves vagan sin rumbo
y los peces en tus aguas yertas tocando a difuntos
reivindican tu nombre, tu honor, tu retorno a la tierra
desde el fango mortal en plegarias a un cielo sin luz.
Nos diste lo que tenías,
mucho más que lo que otros jamás con razón te darían.
En tu honda quietud se confunden la noche y el día,
pero tu alma escondida está viva y nos llama hoy aquí.
Pues tu alma, aun herida, está viva y nos llama hoy aquí.
La, la, la, la,
Pero tu alma escondida está viva y nos llama hoy aquí.
Pues tu alma, aun herida, está viva y nos llama hoy aquí.
hermanadas se han vuelto de pronto tu alma y la mía,
retornando hacia el valle feraz que hasta ayer aún serías
y no el de lágrimas juntas en que te han convertido hoy.
¿No oyes a la tía Manuela
ni a sus vacas paciendo en los prados, velando su esquela?
Sin reparos ahogaron su entraña, rasgando tu seda
en jirones que hoy nuestra memoria se esfuerza en tejer.
Las aves vagan sin rumbo
y los peces en tus aguas yertas tocando a difuntos
reivindican tu nombre, tu honor, tu retorno a la tierra
desde el fango mortal en plegarias a un cielo sin luz.
Nos diste lo que tenías,
mucho más que lo que otros jamás con razón te darían.
En tu honda quietud se confunden la noche y el día,
pero tu alma escondida está viva y nos llama hoy aquí.
Pues tu alma, aun herida, está viva y nos llama hoy aquí.
La, la, la, la,
Pero tu alma escondida está viva y nos llama hoy aquí.
Pues tu alma, aun herida, está viva y nos llama hoy aquí.