En la sombra dialoga el cuerpo
con la tinta de sus múltiples
perfiles planetarios.
Domadoras del aire,
tus manos se aferran a la sangre
y a su cauce de estrellas,
al vendaval tardío
con que ciñe en horas
sus jornadas.
Ellas indagan en tu nombre
por el rubro de las cosas
y secan en tus ojos
la impiedad de una emoción.
Alimentando sombras,
Bautizan con sal y fósforo
el surco que en la piel
descubre su morada.
Ruy Henríquez
con la tinta de sus múltiples
perfiles planetarios.
Domadoras del aire,
tus manos se aferran a la sangre
y a su cauce de estrellas,
al vendaval tardío
con que ciñe en horas
sus jornadas.
Ellas indagan en tu nombre
por el rubro de las cosas
y secan en tus ojos
la impiedad de una emoción.
Alimentando sombras,
Bautizan con sal y fósforo
el surco que en la piel
descubre su morada.
Ruy Henríquez