Tal día como hoy se solían presentar las madres con sus hijos en la iglesia. Nosotros estuvimos a un tris de conseguirlo pero el frío ha impuesto un toque de queda para la gente con la salud delicada. Lástima.
Así y todo, sí encendimos las velas, desde el inicio hasta el ofertorio, recordando a Dios, Sol que nace de lo alto y Sol que sale para todos, crean o no, le amen o le odien.
"Sol que nace de lo alto": no hace mucho que comencé a profundizar en este fragmento, parte de un cántico que los sacerdotes y tanta gente reza antes de acostarse, en la Hora de Completas: el cántico de Simeón, hoy reproducido en el evangelio de la Misa. Es fácil mi reflexión y necesita poco más que de algo de imaginación. La misma Biblia y nuestra experiencia cotidiana nos hacen ver que el Sol "sale" por un extremo del cielo y "se pone" por el otro. Pues bien, de este modo hay una doble vivencia: el día, las horas en que el Sol ilumina, y la noche, momento en que el Sol no está presente. Si ahora nos imaginamos un Sol que "nace de lo alto", ¿qué tenemos? Que el sol nunca se pone, pues no sigue una órbita semicircular sino que estaría justo por encima. Es como si "saliera" desde encima nuestra. Claro está, esto no es clase de Astronomía ni nos vamos a poner a proponer posibilidades como qué haremos con 24 horas de Sol o si la distancia se reduciría y quedaríamos churrascados. Tiremos el significado por su dimensión metafórica o espiritual y tenemos que todo es claridad y no hay oscuridad engañosa. La verdad se hace diáfana y nuestro ser transparente.
Jesucristo, que has venido a traer luz a las tinieblas, guíanos hacia la Verdad y Vida que Tú eres, enciende en nosotros tu amor. AMÉN
Así y todo, sí encendimos las velas, desde el inicio hasta el ofertorio, recordando a Dios, Sol que nace de lo alto y Sol que sale para todos, crean o no, le amen o le odien.
"Sol que nace de lo alto": no hace mucho que comencé a profundizar en este fragmento, parte de un cántico que los sacerdotes y tanta gente reza antes de acostarse, en la Hora de Completas: el cántico de Simeón, hoy reproducido en el evangelio de la Misa. Es fácil mi reflexión y necesita poco más que de algo de imaginación. La misma Biblia y nuestra experiencia cotidiana nos hacen ver que el Sol "sale" por un extremo del cielo y "se pone" por el otro. Pues bien, de este modo hay una doble vivencia: el día, las horas en que el Sol ilumina, y la noche, momento en que el Sol no está presente. Si ahora nos imaginamos un Sol que "nace de lo alto", ¿qué tenemos? Que el sol nunca se pone, pues no sigue una órbita semicircular sino que estaría justo por encima. Es como si "saliera" desde encima nuestra. Claro está, esto no es clase de Astronomía ni nos vamos a poner a proponer posibilidades como qué haremos con 24 horas de Sol o si la distancia se reduciría y quedaríamos churrascados. Tiremos el significado por su dimensión metafórica o espiritual y tenemos que todo es claridad y no hay oscuridad engañosa. La verdad se hace diáfana y nuestro ser transparente.
Jesucristo, que has venido a traer luz a las tinieblas, guíanos hacia la Verdad y Vida que Tú eres, enciende en nosotros tu amor. AMÉN