Niebla, no intentes confundirme
con tu velo blanco.
He visto al trigo nacer y sigue ahí,
con una corona de cristal
sobre su cabeza.
No pretendas desviar mi mirada
hacia la desnudez y la poda;
poco a poco habrá una alfombra
que trasformará el barbecho.
Se que es de día:
ya no quedan farolas encendidas.
con tu velo blanco.
He visto al trigo nacer y sigue ahí,
con una corona de cristal
sobre su cabeza.
No pretendas desviar mi mirada
hacia la desnudez y la poda;
poco a poco habrá una alfombra
que trasformará el barbecho.
Se que es de día:
ya no quedan farolas encendidas.