Cierranse ya mansamente las flores
hijas dilectas de la primavera,
envueltas en seda multicolores
en un tierno suspiro por doquiera.
Y en un resplandor de ocaso encendido,
musitando tiernas palabras quedas
y llenas de ensueño, se oye al oído
el leve rumor de las arboledas.
Elévase un ave hacia la distancia,
perdidos mis ojos se van tras él.
Y es la embriagadora y sutíl fragancia
de horas placenteras testigo fiel.
Asómase ya venus diamantino.
Y con el corazón en dulce calma,
beber quisiera, beber con el alma
las quietas cosas en cáliz divino.
hijas dilectas de la primavera,
envueltas en seda multicolores
en un tierno suspiro por doquiera.
Y en un resplandor de ocaso encendido,
musitando tiernas palabras quedas
y llenas de ensueño, se oye al oído
el leve rumor de las arboledas.
Elévase un ave hacia la distancia,
perdidos mis ojos se van tras él.
Y es la embriagadora y sutíl fragancia
de horas placenteras testigo fiel.
Asómase ya venus diamantino.
Y con el corazón en dulce calma,
beber quisiera, beber con el alma
las quietas cosas en cáliz divino.