Recibidos!
Y ya van de vuelta.
Gracias, ki querida Amiga, por tu constancia
pues ya siento que me voy demorando.

En verdad nunca he sabido

cuando comienza el nuevo año.

José Manuel Contreras
Me pregunto qué será de él,

qué habrá sido de él,

de ella no me preocupo, ni me lo pregunto,

pues ahora va cogida de mi brazo

y me hace compañía.

Le pregunté por él una mañana,

hace ya unas mañanas,

cuando salimos a caminar caminos,

y no me respondió.

No volví a preguntar.

No volví a insistir.

¿Para qué?

Su silencio me lo dijo todo.

La lluvia cae fina,

casi sin ganas,

esta mañana de otoño.

Me compré un sombrero de ala,

discreto pero elegante,

y un abrigo de paño de color gris

haciendo juego.

Ahora veo las nubes

ahora veo la lluvia,

ahora pudo ver y entender

caminando solo con mi soledad

cogido de su brazo.

.

José Manuel Contreras ... (ver texto completo)
Felices Fiestas para todos
Besos
Igualmente para ti, mi querida Amiga, y para tod@s l@s que en algún momento entren en este foro.
Besos y versos, que dice una amiga mía, nacida en tierras leonesas.
He girado la cabeza

para mirar atrás,

por encima de mi hombro derecho

y observar, una vez más,

el camino hasta ahora recorrido.
... (ver texto completo)
Creí que había perdido el corazón

cuando dejé de sentir su latido;

al final fue una falsa alarma

pues tan solo había dejado

de bombear la sangre

que me conecta con la vida,

y todo,

por las noticias que leo y veo,

por las noticias que miro y escucho…,

y no comprendo.

El asesinato de hombres, mujeres y niños

en indiscriminada condena a muerte;

el asesinato de mujeres, niños y hombres

en matanzas irracionales y sinsentido;

el asesinato de niños, hombres y mujeres

masacrados todos por… ¿Por qué?

Qué respuesta podría justificar lo injustificable;

qué argumentación podría dar sentido

a la destrucción y la muerte;

qué excusa se puede esgrimir

para que el Ser Humano, una vez más,

actúe como el mayor enemigo de sí mismo.

Ahora es Ucrania,

y ahora siguen siendo, también,

otros países los que permiten, vergonzosamente,

la continuidad de guerras interminables

y la creación de campos de refugiados

en los que el futuro no existe

mientras la vida continúa, en la distancia,

como si nada sucediera,

enriqueciendo a los que siempre se enriquecen

en las desgracias humanas.

Cuánta hipocresía

ante la destrucción;

cuánta hipocresía

ante la aniquilación;

cuánta hipocresía

ante la sinrazón;

cuánta hipocresía…

¿Hasta cuándo?

José Manuel Contreras ... (ver texto completo)
Igualmente mi querida Amiga.
Para ti, y para tod@s l@s que en algún momento visitan este foro.
Besos, de vuelta
Escribí un verso esta mañana,

negro sobre blanco,

sentimientos y vida

que palpitan en cada poro

de mi piel.

Sintiose libre el verso

y decidió alzar el vuelo

dejando huérfano de latidos

mi solitario papel en blanco.

Las dudas se agolparon

en mi cabeza

sin saber qué decisión tomar,

mientras dos de ellas pugnaban

por salir:

si perseguirlo, alcanzarlo, apresarlo

y coartar su libertad

amarrándolo, por siempre,

a otros versos

que dieran forma a mi poema;

o dejarlo a su libre albedrío

en busca de un destino,

de toda razón incierto,

donde pueda alcanzar su cielo.

¿Soy yo quizá su dueño

una vez que su huella queda

esculpida en un papel;

o queda a merced

de su libre albedrío

el camino que ha de recorrer?

Vuela, verso, hacia el horizonte

que consideres poner rumbo,

tal vez nadie persiga tu rastro,

solo tú tomarás la decisión,

en su momento, de posar tus palabras

en el lugar que alcanzar quisieras.

Otros versos hermanos

compondrán ahora mi poema

y te prometo dejarles libres

una vez concluido este sueño;

quizá sigan tu rastro,

o quizá, solo quizá,

construyan el suyo propio.

José Manuel Contreras ... (ver texto completo)
Hoy me ha despertado triste

la mañana.

Quizá un sueño,

o tal vez la falta de él;

quizá un recuerdo,

o tal vez su ausencia;

quizá la llegada de este otoño

que nos acompaña,

o tal vez, la partida

de una primavera marchitada.

¿Qué razón debe anidar en mi

para que me invada la tristeza?

Qué más da, reflexiono,

siento su compañía próxima,

tan próxima que su latido

acompasa el mío.

Siento que son mis brazos

los que abrazan,

y no mi cuerpo el que siente

las presiones de un yugo.

Yo elegí la tristeza como compañera

en este anochecer que amanece.

Ahora no importa el viaje,

ahora no importa el tiempo,

ahora nada importa,

cuando la soledad decidió partir,

al alba,

desde el alfeizar de mi ventana.

Hoy siento en mi piel

los entrefríos de la tristeza

y su calidez me reconforta.

No me importa el mañana,

aún está por llegar.

José Manuel Contreras ... (ver texto completo)
podía ver lo que quisiera;

donde convocó a la envidia y al rencor.

Entró primero el rencor

seguido por la envidiosa envidia,

mas maravillados quedaron
... (ver texto completo)
Gracias, mi querida Amiga.
Es un privilegio que mis versos 'naveguen' hacia ese pueblín que me vio nacer un día de primavera de 1960. Nada sucede por casualidad, y allí llegaron mis padres, abuelos, tíos, primos..., con su compañía para que yo naciera en una de sus casas.
¡Cuánto vivido! ¡Cuánto por recordar!
Siempre agradecido, querida Amiga.
Besos
podía ver lo que quisiera;

donde convocó a la envidia y al rencor.

Entró primero el rencor

seguido por la envidiosa envidia,

mas maravillados quedaron

cuando observaron la agradable estancia

y sus riquezas,

y en sus espejos se vieron

y se gustaron;

presumieron de sus figuras,

y de su fuerza

y de su sombra iluminada.

Así el corazón de él quedó libre

de rencor y de envidia,

de envidia y de rencor

por un instante, infinitamente pequeño.

Y mientras se deleitaban con sus imágenes

reflejadas en cada espejo,

él abandonó el salón, en sigiloso silencio,

y cerró tras de sí la puerta

con siete vueltas de llave.

Dentro quedaron ellos;

fuera quedó él.

Soñó que soñaba un sueño

y cuando despertó

sintió una luz diferente

latiéndole en su corazón;

y en aquel rincón,

en el que nacen los sueños,

encontró una llave

hecha de luces y de sombras

con una leyenda que decía:

“Salón de los espejos, no abrir”.

José Manuel Contreras ... (ver texto completo)
Si me miro en el espejo

observo el presente,

incluso podría observar el pasado

si entornase la mirada

y mirase a los ojos que me miran;
... (ver texto completo)
EL NIÑO QUE MURIÓ DE FRÍO
Se llamaba Pedro Turienzo Fernández. Eran sus padres Emilio y Asunción, y había nacido en 1947 en el pueblecito de Villacorta (provincia de León).

El 22 de diciembre de 1956, después de comer, se fue a jugar con su primo Agustín Honrado, de doce años (que estaba pasando unos días en Villacorta), y con otro niño de Villacorta llamado Juan José Díez Rodríguez (de nueve años).

Era una hermosa tarde soleada, y los niños se entretenían cogiendo endrinos y espantando pájaros ... (ver texto completo)
El "pastor" que salvó al niño era mi padre.
Mas o menos la historia sobre mi padre no es asi por lo que el me contó, pero da igual, decir que mi padre falleció el 13 de julio y nunca conoció al chico que salvó. Hubiera estado bien
Deshojar una margarita

pétalo a pétalo

para encontrar esa sencilla respuesta

a la pregunta de “ ¿Me ama o no me ama?”;

para hallar esa respuesta sencilla

a la pregunta de “ ¿Será o no será?”

¿Cuántos pétalos de flores deshojadas

alfombran el destino de los enamorados inciertos?

¿Cuántos pétalos de flores deshojadas

cubren las desdudadas dudas de todos aquellos

que buscan la ansiada respuesta?

Recuerdo aquella primera vez

en la que tomé entre mis dedos

una frágil margarita que solitaria

encontré al borde del camino.

La miré con la sincera esperanza

que latía en este corazón enamorado

que palpitaba, de duda en duda,

en una juventud ya lejana.

Antes de arrancar el último pétalo

de su receptáculo

ya conocía la respuesta a mi pregunta.

¿Por qué deshojar esta flor de flores

para pretender obtener esa anhelada respuesta

que habita en mi corazón?

¿De dónde mi temor?

¿De dónde mi zozobra?

¿De dónde esas dudas

cuyas respuestas tienen un único origen?

No he vuelto a deshojar una flor,

pero sí he disfrutado de su tacto

y de su fragancia y de sus colores,

desdudando mis dudas en ese rinconcito

del corazón donde aguardan, pacientes,

todas las respuestas.

José Manuel Contreras ... (ver texto completo)