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MANZANEDA DE OMAÑA: "Entre mis gentes del pueblo...

"Entre mis gentes del pueblo

se acrecen y multiplican,

voces de santa comuna,

conjuros de gracias vivas, rosas de Camposagrado,

cánticos y letanías......" (Florentino Agustin)

De las varias imágenes, la más interesante es la románica. Sedente, rostro amable, con el Niño en su lado izquierdo, muestra una manzana en la mano derecha que se interpreta como esperanza de frutos para la siguiente campaña, el Niño también tiene una manzana en la mano, " frutos para mí y para los míos", y con el evidente sentido religioso "el fruto de tu vientre Jesús" en actitud de bendecir. Esta imagen tiene dos peculiaridades formales que la hacen distinta a las demás. Su postura no es di sedente ni en pie, lo normal por su época es que estuviera sentada. Que el Niño tenga una manzana en la mano también es una rareza, lo corriente en una imagen románica es que tuviera un Libro.

La heráldica existente en el lugar es ilustrativa de su historia y hace patente el apoyo de la nobleza a este lugar en el que todos decían justificar sus blasones. El Marqués de Camposagrado (título de 1661 otorgado a un Qirós de Benllera, sufragó la gran reforma en el santuario durante el s. XVII. A esto debe el honor de figurar su lápida en el centro de la Iglesia. El titular de este título en 1877, con motivo de la visita que Alfonso XII hizo a Asturias se sentó a la derecha del rey después del ministro de Justicia, el Capitán general, el presidente de la Audiencia, lo cual nos da una idea de la alta consideración social que el título merecía en Asturias. En la losa de Camposagrado figuran las armas de los Fernández de Colinas (trece pozos o bezantes) junto con las de los Álvarez de Tusinos (Tu sin nos los has vencido este será tu apellido). El enterramiento es anterior al marquesado, 1594. Muy próximo en el tiempo a la lápida existentes en la I. parroquial de Cuadros (1631). En el dintel del pórtico de Rioseco existe una inscripción también de un Ordás como la lápida de Cuadros. La familia Ordás (señores de Ferral en tiempos modernos) tiene unas leyendas apasionantes sobre su origen que se relatan en el apartado de la Iglesia de Cuadros y en el capítulo de menú sobre Tierra de Ordás. Los amantes de la tierra estamos eternamente agradecidos a los que hicieron posible con su aportación económica la continuidad de esta idea, gracias a la cual nos han llegado noticias de nuestros antepasados de los que nos sentimos orgullosos ¡honor a la tierra que nos vio nacer, cuna de hombres orgullosos y luchadores!. Díaz Moner, su libro es un monumento bibliográfico, dijo que los lugareños "eran buenos aunque algo ladinos". Esta apreciación es injusta porque confunde la reserva prudente del ribereño que es cierta, con la doblez que no se acepta. No obstante es, sin duda le trabajo más extenso y más documentado sobre Camposagrado, desde su doble perspectiva de académico de la Historia y de un deudo de Benllera, por lo que debemos reconocerle ciencia y amor a la tierra.

Cuadros, a pesar de no incluir el Santuario en su término, se siente parroquiano suyo y contribuye a su mantenimiento. Se cuenta que en una revisión de límites municipales, un funcionario comodón sacó la "Muria del agua" del llamargo (charco con hierbas) en el que se encontraba y la desplazó ligeramente, lo justo para que en futuras revisiones no tuviera que mojarse las botas. Pensaba con ello congraciar a la comisión de lugareños que le acompañaba. Nada más lejos de la realidad, uno de los presentes cogió con sus nudosas manos la piedra nuevamente y la colocó en el lugar exacto de donde había sido removida. El silencio se hizo entre los presentes, pero nadie osó pronunciar palabra, estaba claro que los límites son intocables, por encima de comodidades funcionariales. Hoy día hemos hecho lo mismo que aquel funcionario maula. La muria del agua la hemos convertido en reguero, ya no hay llamargo. Debió mantenerse el llamargo con la piedra en medio, para que nuestros hijos supieran que los ganados de ambos pueblos podían beber en aquel agua, ya que era compartida, sería un monumento a la hermandad entre comunidades vecinas. El llamargo está desecado por la escavadora.