Al otro lado de la carretera vivían Francisquín con su mujer y su sobrina Florina y Franciscón vivía al lado, sus hijos Cesar y Raul y la madre de AMA (ahora no recuerdo el nombre).
Posiblemente que esta gente de la que me hablas fuera anterior a Perico y Nieves. Lo que nunca se me olvidará era la deformidad o parálisis del dedo de Federico, el padre de Cristino.
Fué herida de guerra. Le daban una paga por ello.
Mi tío Federico era un mutilado de guerra y recibia una paga.
Querida Aude: A Cristino le calculo unos 64 años. Era un chico extraordinario. Lo recuerdo con mucha nostalgia y a Federico le quería muchísimo. Era famoso por lo del dedo y los rapaces acudían con ucha curiosidad, a vérselo.
Hola Tavines, Cristino y su mujer vinieron hace años a visitarnos a casa (Alicante), pues una tía de ella, era practicamente vecina nuestra.
Hace mucho que no se nada de él. De aquello nos dijo que vivian en Palma; me han dicho que se han separado.
Mi tío Federico era muy cariñoso, yo le digo a Marilin que se parece mucho a él, pues era muy besucón!. Falleció en el 65. Esta enterrado en la Magdalena o en Canales.
Hace mucho que no se nada de él. De aquello nos dijo que vivian en Palma; me han dicho que se han separado.
Mi tío Federico era muy cariñoso, yo le digo a Marilin que se parece mucho a él, pues era muy besucón!. Falleció en el 65. Esta enterrado en la Magdalena o en Canales.
Eduardo el de Guisatecha era un hombre muy sevicial y extraordinariamente curioso y limpio. Siempre tenía la casa cómo los "chorros del oro". Cocinaba muy bien y Sandalio lo contrataba muchas veces para el servicio del bar. Atendía a los parroquianos como nadie. Además era alto y muy bien parecido. Con estos atributos, no me puedo explicar lo de la soltería. Tenía un hermano militar (Pedro) que perdió una mano y un ojo en la guerra. Este Pedro estaba casado con Atilana (de Santibáñez de La Lomba) y tenían un hijo actor de cine y televisión. Es muy famoso. Se llama Pedro Valentín. Ha hecho muchas series. Yo disfruto muchísimo, cuando lo veo. Pasó un verano en nuestra casa del Castillo. Te puedes imaginar cómo lo pasé con él aquel año. Estaba todo el día metido en el río y decía que no había nada en el mundo cómo Omaña. Gustábale mucho el vino de pellejo de Sandalio, los fisuelos, el escabeche con cebolla y los huevos fritos con pimentón. Cuando llegó el día de la marcha, se le escapó algún lagrimón.
