MANZANEDA DE OMAÑA: MATERIALES...

MATERIALES

Los materiales empleados en la construcción tenían su único origen en el entorno natural, que de modo abundante rodeaba a los habitantes de estos valles. También hay que tener en cuenta que el aislamiento obstaculizó durante siglos la influencia de nuevos elementos y tipologías constructivas.
En la zona abundaban, y aún hoy abundan, los bosques de haya y roble; si bien su extensión fue decreciendo con el paso del tiempo, debido a las constantes roturaciones para el aprovechamiento agrícola y ganadero. La variedad más empleada es el roble, sobre todo en los elementos estructurales de la vivienda. De madera de haya eran las horcas y la cumbrera que conformaban los pilares esenciales, y de roble o haya las llatas o ramas que con el nombre de pares, ratas y aspras, se colocaban en la cubierta para entrelazar la paja de centeno.
Junto a la madera, la piedra constituía el otro elemento predominante, siendo los cantos rodados y el barro los componentes esenciales para levantar los muros de mampostería. Para enmarcar las puertas y ventanas, y en los esquinales se trabajaba con sillares de piedra caliza, de formas más o menos geométricas.

Como tercer elemento indispensable contaban con la paja de centeno. Para separar el grano, se “majaba”; actividad que consistía en golpear los haces contra las tablas de un trillo, obteniendo así los haces de paja denominados “cuelmos” que se empleaban para conformar el tejado, cumbrera o “teito”.
La agricultura es pobre y de subsistencia; se aprovechaban las laderas cercanas a los pueblos para cultivar el centeno, reservando antes de la trilla los haces o cuelmos necesarios para realizar una nueva cumbrera o reparar las ya existentes valiéndose de la "techadora", herramienta de madera indispensable para entrelazar la paja.
Como fácilmente podemos deducir, vida y naturaleza se encontraban íntimamente ligadas; la interdependencia era total y sus edificios no podían ser una excepción.
Con el paso del tiempo y la adversa climatología, las casas llegaban a confundirse con el paisaje. El color pardo verdoso de los tejados, apenas sobresalía del entorno cromático del valle. La paja se iba cubriendo de musgo que tamizaba prácticamente la superficie de los faldones.