La generación de los 60 también emigra
18/08/2010 d. l. m | León
Los miembros del «baby boom forestal» de la provincia de León también se van fueran. Los pinos con los que comenzaron a repoblarse los montes leoneses en los años sesenta alcanzan ahora la mayoría de edad y entran en el periodo más productivo. Durante la década de los años sesenta llegaron a repoblarse hasta 120.000 hectáreas a nivel nacional que alcanzan ahora su talla máxima y requieren la atención final de las motosierras.
No obstante, la iniciativa empresarial de León no es capaz de procesar esta riqueza medioambiental y los camiones que cargan en los montes de toda la provincia, desde Castrocontrigo hasta Cistierna, cruzan Pajares, San Glorio o Piedrafita, camino de las fábricas transformadoras de Asturias, Cantabria y Galicia.
Con la pérdida del producto forestal se va también el valor añadido y los puestos de empleo. Los montes leones son un almacén, una despensa, para la industria maderera de otros territorios que cuentan con un tejido empresarial mucho más resistente y dinámico.
A excepción de algunas compañías instaladas la comarca de El Bierzo y en el noroeste de la provincia, las empresas que llevan a cabo actividades relacionadas con la madera en León tienen un tamaño reducido que les impide absorber la ingente producción de las cortas de pinos locales.
Por otra parte, el retorno de la inversión es inferior al que podría obtenerse con la transformación de la madera en fábricas de titularidad y plantilla leonesa. A pesar, de que el precio de la madera si da para amortizar los costes de cuidado, vigilancia y explotación de los montes, el rendimiento de las plantaciones es inferior para la economía leonesa por la escasez de emprendedores locales.
A la sangría poblacional registrada en León durante los últimos años hay que sumar la pérdida de otra generación de gran riqueza productiva. Un generación «forestal» desarraigada que tiene su destino lejos de la provincia
18/08/2010 d. l. m | León
Los miembros del «baby boom forestal» de la provincia de León también se van fueran. Los pinos con los que comenzaron a repoblarse los montes leoneses en los años sesenta alcanzan ahora la mayoría de edad y entran en el periodo más productivo. Durante la década de los años sesenta llegaron a repoblarse hasta 120.000 hectáreas a nivel nacional que alcanzan ahora su talla máxima y requieren la atención final de las motosierras.
No obstante, la iniciativa empresarial de León no es capaz de procesar esta riqueza medioambiental y los camiones que cargan en los montes de toda la provincia, desde Castrocontrigo hasta Cistierna, cruzan Pajares, San Glorio o Piedrafita, camino de las fábricas transformadoras de Asturias, Cantabria y Galicia.
Con la pérdida del producto forestal se va también el valor añadido y los puestos de empleo. Los montes leones son un almacén, una despensa, para la industria maderera de otros territorios que cuentan con un tejido empresarial mucho más resistente y dinámico.
A excepción de algunas compañías instaladas la comarca de El Bierzo y en el noroeste de la provincia, las empresas que llevan a cabo actividades relacionadas con la madera en León tienen un tamaño reducido que les impide absorber la ingente producción de las cortas de pinos locales.
Por otra parte, el retorno de la inversión es inferior al que podría obtenerse con la transformación de la madera en fábricas de titularidad y plantilla leonesa. A pesar, de que el precio de la madera si da para amortizar los costes de cuidado, vigilancia y explotación de los montes, el rendimiento de las plantaciones es inferior para la economía leonesa por la escasez de emprendedores locales.
A la sangría poblacional registrada en León durante los últimos años hay que sumar la pérdida de otra generación de gran riqueza productiva. Un generación «forestal» desarraigada que tiene su destino lejos de la provincia