EL ESTÍO
¡Y aquel estío tan bello! ¡Aquel tiempo de cosechas!........ que animación en los pueblos cuando el verano se acerca, cuando las doradas mieses, después de tantas faenas, dan los sazonados frutos que ordenó la Providencia; ¡Oh con cuanto amor y desvelo se dedican a la siega, los sencillos labradores, dueños de la sementera! ¡Como cuentan los manojos! ¡Con que afán las acarrean! Y con cuidado amoroso los colocan en rimeras, en apretadas hacinas, formando torres esbeltas.
Y luego vienen las majas y hay bullicio en las aldeas y se entusiasma la gente con el trajín de las eras. Allí los viejos mas serios que de prácticos se aprecian, con tono de directores van repartiendo tareas: y al punto mozos y mozas a las labores se aprestan y comienzan el trabajo con actitudes resueltas, mostrando en los movimientos agilidad y destreza. Ellas sueltan los manojos y con garbo los entregan, y ellos los van extendiendo en sobrepuestas hileras. Y preparan los manales, los piértigos y correas, los baleos y codojos, los rastrillos y cibiellas. Y ármanse al fin las cuadrillas de cuatro en cuatro dispuestas y suena el tuc tuc alegre mientras la parra golpean. Y en tanto que en las cocinas se afanan las cocineras y se percibe el tufillo de comidas suculentas, gritan alegres los mozos y los viejos les contestan, y suenan graciosos chistes entre las mozas discretas, y hacen coro los rapaces, y hasta las viejas se alegran,, y se forma un vocerío que se oye de media legua. ¡Oh que alegre es el estío y el tiempo de las cosechas….!
¡Y aquel estío tan bello! ¡Aquel tiempo de cosechas!........ que animación en los pueblos cuando el verano se acerca, cuando las doradas mieses, después de tantas faenas, dan los sazonados frutos que ordenó la Providencia; ¡Oh con cuanto amor y desvelo se dedican a la siega, los sencillos labradores, dueños de la sementera! ¡Como cuentan los manojos! ¡Con que afán las acarrean! Y con cuidado amoroso los colocan en rimeras, en apretadas hacinas, formando torres esbeltas.
Y luego vienen las majas y hay bullicio en las aldeas y se entusiasma la gente con el trajín de las eras. Allí los viejos mas serios que de prácticos se aprecian, con tono de directores van repartiendo tareas: y al punto mozos y mozas a las labores se aprestan y comienzan el trabajo con actitudes resueltas, mostrando en los movimientos agilidad y destreza. Ellas sueltan los manojos y con garbo los entregan, y ellos los van extendiendo en sobrepuestas hileras. Y preparan los manales, los piértigos y correas, los baleos y codojos, los rastrillos y cibiellas. Y ármanse al fin las cuadrillas de cuatro en cuatro dispuestas y suena el tuc tuc alegre mientras la parra golpean. Y en tanto que en las cocinas se afanan las cocineras y se percibe el tufillo de comidas suculentas, gritan alegres los mozos y los viejos les contestan, y suenan graciosos chistes entre las mozas discretas, y hacen coro los rapaces, y hasta las viejas se alegran,, y se forma un vocerío que se oye de media legua. ¡Oh que alegre es el estío y el tiempo de las cosechas….!