El 8 de noviembre de 1936, los madrileños que madrugaron para contemplar un milagro, escucharon cantar La Internacional como nunca antes.
Hacía semanas que en la ciudad se oía aquel himno a todas horas. Sus ciudadanos lo cantaban, lo gritaban, lo repetían, como una fórmula mágica, el símbolo de su rabia o una desesperada llamada de auxilio.
El fascismo quería entrar en Madrid, y Madrid quería ser la tumba del fascismo. Por eso, el 6 de noviembre, al caer la noche, los cines de la Gran Vía se ... (ver texto completo)
Hacía semanas que en la ciudad se oía aquel himno a todas horas. Sus ciudadanos lo cantaban, lo gritaban, lo repetían, como una fórmula mágica, el símbolo de su rabia o una desesperada llamada de auxilio.
El fascismo quería entrar en Madrid, y Madrid quería ser la tumba del fascismo. Por eso, el 6 de noviembre, al caer la noche, los cines de la Gran Vía se ... (ver texto completo)
