Veladas de invierno 5ª parte
--Puede que si…. Pero yo no soy tan vieja como tu padre y me viene a la memoria, Antonio el hijo del maestro que desapareció en un día de tormenta como la que estamos soportando.
--Eso no es ningún misterio, Antonio era un joven que no quería quedarse aquí, siempre decía que un día se iría a conocer el mar, se haría marinero, conocería otras tierras y otras gentes. Por aquellos días pasaron dos muchachas en un automóvil, el chico estuvo hablando con ellas, se hizo su amigo y vería su oportunidad para volar rumbo al mar, seguro que se fue con ellas
--Pero hombre, es que se iba a ir sin despedirse de sus padres, además las chicas se marcharon al interior no a la costa, se fueron dos días antes de que desapareciera el muchacho y para aquel día había nevado tanto que los coches no podían circular. Antonio el día que desapareció dijo por la mañana que se había tropezado con una señora vestida de blanco, que apenas se distinguía pues no veía bien con la tormenta pero cuando ella le hablo la nieve había cesado y un tenue rayo de sol había aparecido le había tomado de la mano y le fue contando los mares que conocería y la gente tan distinta que vería, que el siempre seria joven y que tenia mucho tiempo para cumplir sus ilusiones. Por la tarde desapareció y por mucho que le buscaron nunca dieron con el, pienso que si se fue a alguna parte, habría escrito a sus padres para decirles que estaba bien y que no se preocuparan.
Y ahora dime si la dama de blanco, no se aparece a las personas en inviernos de tanta nieve.
--Pues yo te digo que son historias que se inventan para contar al calor de la lumbre en noches como estas. Que yo sepa hace una semana que esta nevando y a nadie se le ha aparecido la buena señora….
--Quisiera contar algo que me ocurrió la otra noche.
--Pero Maria hija, tú eres muy pequeña y como no tengas la imaginación del abuelo nos vas a aburrir.
---Anda deja a la cría, igual nos cuenta algo entretenido.
Mª Luisa Blanco
--Puede que si…. Pero yo no soy tan vieja como tu padre y me viene a la memoria, Antonio el hijo del maestro que desapareció en un día de tormenta como la que estamos soportando.
--Eso no es ningún misterio, Antonio era un joven que no quería quedarse aquí, siempre decía que un día se iría a conocer el mar, se haría marinero, conocería otras tierras y otras gentes. Por aquellos días pasaron dos muchachas en un automóvil, el chico estuvo hablando con ellas, se hizo su amigo y vería su oportunidad para volar rumbo al mar, seguro que se fue con ellas
--Pero hombre, es que se iba a ir sin despedirse de sus padres, además las chicas se marcharon al interior no a la costa, se fueron dos días antes de que desapareciera el muchacho y para aquel día había nevado tanto que los coches no podían circular. Antonio el día que desapareció dijo por la mañana que se había tropezado con una señora vestida de blanco, que apenas se distinguía pues no veía bien con la tormenta pero cuando ella le hablo la nieve había cesado y un tenue rayo de sol había aparecido le había tomado de la mano y le fue contando los mares que conocería y la gente tan distinta que vería, que el siempre seria joven y que tenia mucho tiempo para cumplir sus ilusiones. Por la tarde desapareció y por mucho que le buscaron nunca dieron con el, pienso que si se fue a alguna parte, habría escrito a sus padres para decirles que estaba bien y que no se preocuparan.
Y ahora dime si la dama de blanco, no se aparece a las personas en inviernos de tanta nieve.
--Pues yo te digo que son historias que se inventan para contar al calor de la lumbre en noches como estas. Que yo sepa hace una semana que esta nevando y a nadie se le ha aparecido la buena señora….
--Quisiera contar algo que me ocurrió la otra noche.
--Pero Maria hija, tú eres muy pequeña y como no tengas la imaginación del abuelo nos vas a aburrir.
---Anda deja a la cría, igual nos cuenta algo entretenido.
Mª Luisa Blanco