Buenas tardes Pilar y foreros de Canales... aquí os pongo una historieta... LEYENDAS... El Algibe de la Vieja.
Cuenta la leyenda, que por aquel entonces había en el Albaycin una casita con un pequeño huerto, cuya propietaria se llamaba Maria Torrillo.
En el pequeño recuadro agrícola crecía una enorme y frondosa higuera que era el orgullo de Maria, pero al mismo tiempo, también su tormento, ya que aquellos dulces frutos de los que se cubrían anualmente sus ramas, eran hurtados por los chaveas del barrio, pese a su cuidadosa vigilancia y a la férrea defensa, incluso a pedrada límpia, Maria trataba de salvar sus hermosos y exquisitos higos, pero la sufrida mujer apenas llegaba a poder paladearlos.
Desesperada y viendo que año tras año se repetía aquel abusivo expolio, ya que ella no tenia dotes brujeriles, hizo un pacto con el diablo, que a cambio de su alma, los higos tuviesen un sabor amargo y enfermara a todo aquel que se pusiera a la sombra de sus ramas.
Al poco tiempo murió la anciana, y aunque la casa quedó abandonada, las vecinas comenzaron a oír cada noche gritos y ruidos muy sospechosos, decidiendo montar guardia desde sus ventanas, viendo como a las doce en punto de la noche, desde el algibe que había junto al huerto, salía la vieja chillando dando vueltas al rededor de la higuera.
Sus frutos, antaño sabrosos y después amargos, eran ahora de oro y sus cosechadoras eran sombras que danzaban hasta el amanecer, momento en que la anciana se convertía en lechuza y se precipitaba al algibe igual que las demás sombras, ya convertidas en pajarracos.
Tras estos sucesos, no tuvo más remedio que tomar parte la curia, y tras hacer unos exorcismos, cortaron la higuera, pese a lo cual, siempre volvía a retoñar de nuevo.
Se cuenta, que durante muchos años, las gentes del lugar se reunían a media noche junto a la higuera en espera de los higos de oro, cosa que hasta la fecha nunca ocurrió.
Cuenta la leyenda, que por aquel entonces había en el Albaycin una casita con un pequeño huerto, cuya propietaria se llamaba Maria Torrillo.
En el pequeño recuadro agrícola crecía una enorme y frondosa higuera que era el orgullo de Maria, pero al mismo tiempo, también su tormento, ya que aquellos dulces frutos de los que se cubrían anualmente sus ramas, eran hurtados por los chaveas del barrio, pese a su cuidadosa vigilancia y a la férrea defensa, incluso a pedrada límpia, Maria trataba de salvar sus hermosos y exquisitos higos, pero la sufrida mujer apenas llegaba a poder paladearlos.
Desesperada y viendo que año tras año se repetía aquel abusivo expolio, ya que ella no tenia dotes brujeriles, hizo un pacto con el diablo, que a cambio de su alma, los higos tuviesen un sabor amargo y enfermara a todo aquel que se pusiera a la sombra de sus ramas.
Al poco tiempo murió la anciana, y aunque la casa quedó abandonada, las vecinas comenzaron a oír cada noche gritos y ruidos muy sospechosos, decidiendo montar guardia desde sus ventanas, viendo como a las doce en punto de la noche, desde el algibe que había junto al huerto, salía la vieja chillando dando vueltas al rededor de la higuera.
Sus frutos, antaño sabrosos y después amargos, eran ahora de oro y sus cosechadoras eran sombras que danzaban hasta el amanecer, momento en que la anciana se convertía en lechuza y se precipitaba al algibe igual que las demás sombras, ya convertidas en pajarracos.
Tras estos sucesos, no tuvo más remedio que tomar parte la curia, y tras hacer unos exorcismos, cortaron la higuera, pese a lo cual, siempre volvía a retoñar de nuevo.
Se cuenta, que durante muchos años, las gentes del lugar se reunían a media noche junto a la higuera en espera de los higos de oro, cosa que hasta la fecha nunca ocurrió.
