Jamaro, la talanquera,
la ley y la sodomía
Pues aquí sigo de Peñafiel de la dinastía de los Jamaros de Angelillo, el fundador del Gupo de los Filósofos de lo Rural sin Obra Publicada. Ya sé que centrarme en la Casa Real me impide teneros al día de cómo cicatriza el estaño en el eje que partió la Duquesa de Alba cuando sodomizó al funcionario, pero...
Andaba la historia en lo tocante al Jamaro IV, apodado El Caliente, que como ya os adelanté murió abarquillado de pezuñas de tanto no hacer nada.
El apodo de El Caliente se lo ganó durante mucho tiempo pues tenía tendencia al salto del tigre, como el de la duquesa pero él no partía por el eje, todo lo contrario, se apeaba como si hubiera rejuvenecido. Pero consolidó la fama aquella noche que los vientos le volvieron loco y se escapó de la cuadra por un ventanuco por el que nadie creía que pudiera salir semejante jumento, pero la carne es débil (y cara). Olió los vientos y marchó encelado para Pontedo, llegó al corral de Sergio y le tumbó la talanquera, la puerta y a dios bendito hasta que en una esquina del pajar encontró a la burra, que como estaba agachada no le dio tiempo ni a gutir.
La cosa fue así pero Sergio no lo entendió por el lado del instinto sino porque le jodió todo el corral y marchó para el cuartel a denunciar los hechos.
(Nota aclaratoria a mitad de texto: Uno de los guardias, civiles, del puesto cortejaba a una sobrina de Angelillo. Sigo).
La pareja se dirigió a Casa Sidoro donde Angelillo impartía clases de tute en su afamada academía Ripollés. Precisamente el que cortejaba se dirigió a él.
- ¿Don Ángel?
- No señor.
- ¿Cómo?
- Angelillo, si no le importa.
- Perdón. Mire, que le han denunciado.
- ¿Cómo?, ¿quién?, ¿cuándo?
- Ha sido Sergio, bueno a usted no, a su burro de usted, al que dicen Jamaro.
- ¿Y se le acusa?
- Parece que Sergio tiene una burra y ha ido a su corral en actitud...
- ¿Y el delito?
- Bueno.
- Es que yo tengo una sobrina y hay un guardia que también va a mi corral en actitud, como dice usted. Era por saber, si ocurre que es delito, pues habrá que aplicárselo, que la ley es la ley.
la ley y la sodomía
Pues aquí sigo de Peñafiel de la dinastía de los Jamaros de Angelillo, el fundador del Gupo de los Filósofos de lo Rural sin Obra Publicada. Ya sé que centrarme en la Casa Real me impide teneros al día de cómo cicatriza el estaño en el eje que partió la Duquesa de Alba cuando sodomizó al funcionario, pero...
Andaba la historia en lo tocante al Jamaro IV, apodado El Caliente, que como ya os adelanté murió abarquillado de pezuñas de tanto no hacer nada.
El apodo de El Caliente se lo ganó durante mucho tiempo pues tenía tendencia al salto del tigre, como el de la duquesa pero él no partía por el eje, todo lo contrario, se apeaba como si hubiera rejuvenecido. Pero consolidó la fama aquella noche que los vientos le volvieron loco y se escapó de la cuadra por un ventanuco por el que nadie creía que pudiera salir semejante jumento, pero la carne es débil (y cara). Olió los vientos y marchó encelado para Pontedo, llegó al corral de Sergio y le tumbó la talanquera, la puerta y a dios bendito hasta que en una esquina del pajar encontró a la burra, que como estaba agachada no le dio tiempo ni a gutir.
La cosa fue así pero Sergio no lo entendió por el lado del instinto sino porque le jodió todo el corral y marchó para el cuartel a denunciar los hechos.
(Nota aclaratoria a mitad de texto: Uno de los guardias, civiles, del puesto cortejaba a una sobrina de Angelillo. Sigo).
La pareja se dirigió a Casa Sidoro donde Angelillo impartía clases de tute en su afamada academía Ripollés. Precisamente el que cortejaba se dirigió a él.
- ¿Don Ángel?
- No señor.
- ¿Cómo?
- Angelillo, si no le importa.
- Perdón. Mire, que le han denunciado.
- ¿Cómo?, ¿quién?, ¿cuándo?
- Ha sido Sergio, bueno a usted no, a su burro de usted, al que dicen Jamaro.
- ¿Y se le acusa?
- Parece que Sergio tiene una burra y ha ido a su corral en actitud...
- ¿Y el delito?
- Bueno.
- Es que yo tengo una sobrina y hay un guardia que también va a mi corral en actitud, como dice usted. Era por saber, si ocurre que es delito, pues habrá que aplicárselo, que la ley es la ley.
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