Aquí estamos, como cada día, para pedirte.
Te rogamos óyenos.
Un día más, te rogamos, Reina y Madre.
Vaya, vaya, al final se me ha escapado el calechillo, es que no se puede andar y tocar en la procesión, salvo si tocas el tambor, claro
O la dulzaina, vive Dios.
A este paso te tendré que ver de lejos, te estas escapando demasiado.
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