Oración para el día cuarto.
Tristísima y dolorosísima Virgen Maria mi Señora, que viendo agonizar a vuestro pacientísimo Jesús, oísteis de su divina boca aquellas misteriosas palabras en que conmutando vuestra suerte de Madre suya en la del Discípulo amado, os constituyó Madre adoptiva del resto de los hombres, para que los miraseis como hijos nacidos de vuestras penas; recibidme Señora como uno de estos y oíd los suspiros de mi corazón, que sólo desean emplear en su obsequio todas mis palabras, obras y pensamientos; y alcanzadme de su misericordia el particular favor que pido en esta novena, si hade ser para mayor gloria suya, honra vuestra y bien de mi alma. Amen.
Escucha la oración de este tu pueblo, Virgen de la Piedad.
Tristísima y dolorosísima Virgen Maria mi Señora, que viendo agonizar a vuestro pacientísimo Jesús, oísteis de su divina boca aquellas misteriosas palabras en que conmutando vuestra suerte de Madre suya en la del Discípulo amado, os constituyó Madre adoptiva del resto de los hombres, para que los miraseis como hijos nacidos de vuestras penas; recibidme Señora como uno de estos y oíd los suspiros de mi corazón, que sólo desean emplear en su obsequio todas mis palabras, obras y pensamientos; y alcanzadme de su misericordia el particular favor que pido en esta novena, si hade ser para mayor gloria suya, honra vuestra y bien de mi alma. Amen.
Escucha la oración de este tu pueblo, Virgen de la Piedad.