La fama de las mujeres se regula, como la de los médicos, por las visitas que tienen.
A la gloria de los más famosos se adscribe siempre algo de la miopía de los admiradores.
El hombre superior es el que siempre es fiel a la esperanza; no perseverar es de cobardes.
No hay que temer a las sombras. Solo indican que en un lugar cercano resplandece luz