CANALES: PASEO EN UNA TARDE DE AGOSTO...

PASEO EN UNA TARDE DE AGOSTO

Estas vacaciones de agosto están siendo iguales pero diferentes. Ya no protestas cuando yo decía que el paseo a las seis de la tarde, que si no después tengo frio. A ti se te ha metido el frio en el cuerpo y también preferías esa hora.
Salíamos de casa acompañadas de la Boli; tú, con el cayado y la gorra. Cruzábamos la carretera para tomar el camino de Valdoreo. La Tatún de Pilarina nos ladra; su dueña le riñe y mi perra, que se siente segura, se pasea delante de la pared. Pasamos la casa de Frutos y por la umbría, seguimos paralelos al monte.
Al llegar a la huerta de Regino, haces tu primer descanso. Te sientas; tu respiración es acelerada. Contemplamos la terraza de Arturo cuajada de peonias granates. Haciendo un esfuerzo te levantas, seguimos camino. Ya no paseamos por la falda del monte; ahora eliges un camino más llano que atraviesa prados y campares, llenas de escobas y piornos. Vuelves a sentarte a la sombra de un saúco que crece a la orilla de una linde, te quitas la gorra y te das aire con ella. Me explicas de quién son las tierras ya sin límites y llenas de malezas. La perra, que hasta este momento correteaba detrás de los saltamontes, viene y se tumba a tu lado; acaricias su cabeza y le dices.
- ¿A ti también te cuesta respirar? ¡Vaya par que hacemos!
Proseguimos el paseo y, a la altura del Tollo, nos sentamos las dos en unas piedras que algún día sirvieron para cerrar las campares. Charlamos de todo o de nada. Me cuentas cosas de jóvenes que no conozco y te tengo que preguntar de qué familia son. A veces se te olvida que llevo muchos años fuera de aquí.
Se va pasando la tarde y el regreso lo hacemos por la carretera. Ato a la perra y, en fila, bajamos por la vega camino del Barrio de Arriba. Cuando llegamos a casa de Ángeles la parada es obligatoria. Si su banco está lleno de gente y no tienes sitio, pronto te sacan una silla. Después de los saludo, la charla prosigue como si estuvieras todos los días allí. Mientras tú hablas, yo doy un pequeño paseo hasta el pilón o el arroyo y Boli se mete en el agua para beber o para refrescarse. Después seguimos el camino. Saludas a Pili, que está en el corredor; a Chus y Lurdes, que están regando, atareadas con las plantas del jardín; algunas veces Pacita está en la terraza y paramos otro poco. Ya en Fuente Blanca, nos quedamos en el jardín de Maru, donde siempre hay gente para poder conversar. La perra juega con las manzanas que hay por el suelo; deben de ser de varias clases: algunas las comen y otras las lanza al aire. Nos reímos porque, al morder una, a puesto una cara muy rara. Maru te dice:
-Este año no recogeré la fruta, que no estoy para coger el vendimiador y tener la cabeza mirando para arriba. María ¿tú qué vas hacer? ¿Sacarás la escalera para cogerlas?
-No estoy yo para escaleras; mejor, el que quiera manzanas y peras que las coja del árbol; y si no, ya se caerán al suelo y así se atropan mejor.
Nos reímos imaginando el espectáculo de la vendimia. Va cayendo la tarde y tú me pregunta;
- ¿Qué vamos hacer de cenar?
Entiendo que es el momento de levantarnos de la silla e irnos a casa. Allí, tú me dirás dónde está cada cosa y yo prepararé algo de comer. La perra se tumbará a sus pies. Ahora se lo consiente; ya no dice aquello de los “perros al corral”.
En un año te has hecho mayor, más tolerante y más apagada. Mama.

M. L. BLANCO

En el dia de la Madre, un recuerdo para la mia.
Y para todas las Madres, que no están con nosotros.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Gracias María Luisa, por compartir con nosotros este hermosísimo relato.
muy bonito y entrañable Mari, gracias por compartirlo con todos nosotros.
Un relato muy bonito y emotivo.
Te felicito Mari


5 Cts/kWh para tarifa 3.0 TD, autónomos y empresas
Llama al 654 409 325, ofertas especiales para Pueblos de España