Ay estas abuelas que ilusionadas están. Y no es para menos, sus nietos ya pronto vendrán. Se necesitarán enormes sábanas, trapos amplios, todos se calarán con el babeo incesante y constante de esos seres que entrarán de nuevo en leche y se quedarán pasmaditos totales mientras los recien llegados evolucionan en sus primeros rodajes y con sus ojos abiertos y saltones y esas risotadas les conmuevan hasta la saciedad. En este calecho tenemos encargados tres para esta próxima hornada. Uno en Navalmoral, otro en Palma y otro en Barcelona y estoy seguro de que serán a cual más bonitos y vivarachos, porque conociendo los palos, se adivinan las astillas. Vivan las nuevas abuelas del calecho y un beso muy fuerte para las tres.
Pero bueno, como no va a envejecer la población en León: tres bebes fuera y ninguno en León.
Estoy hay que arreglarlo, me pongo a la labor
Estoy hay que arreglarlo, me pongo a la labor