Astorga, capital de la Maragatería, pródiga en hijos ilustres, en cultura, en monumentos, en historia, (bueno, en historia, se sale; como mínimo, desde la época romana, capital de uno de los departamentos en que se dividió el imperio, Astúrica Augusta). Puede que hoy resulte una pequeña ciudad en habitantes, pero no en rebosar de interés en todos los rincones de la misma y en muchas cosas más. No comprendo el que, sobrándole a Astorga personas documentadísimas para cantar las excelencia de la misma en todos los sentidos, incluído el culinario, (¡ojo!, punto y aparte con éste, el buen yantar en loa capital de la maragatería es algo sagrado y propio de finos paladares), no te explicas el que no se hayan tomado la molestia en ensalzarlos como se merecen. Yo he sido vecino de esta ilustre ciudad durante catorce años, y tengo mucho que agradecerla. Hoy resido en otra ciudad, también histórica, pero en otro sentido. Desde aquí quiero enviar un cariñoso saludo a José Ángel Ventura Ugidos, astorgano de pro, persona con la que he compartido muchas vivencias. Un abrazo, José Ángel.