Orilla del río, ARDON

Mera ilusión.

Agua limpia, arena fina,
fresca umbría de chopera,
verde alfombra de pradera,
suave ondulación de colina.
En las balsas del reguero,
de palomas los arrullos,
de las aguas el murmullo
y los trinos del jilguero.
Paraje alegre y abierto,
pleno de sol ardiente...,
en lo que hace a la gente,
siempre se encuentra desierto.
Del pedáneo de ocasión,
despertó el interés un día,
pues con imaginación veía
aquí la playa de Ardón.
El lugar y su patente
promocionó con ardor,
para ganarse el favor
de los que estaban enfrente.
El agua, sigue su curso;
la arena, quieta, sin uso.
No es tan fácil, presidente:
hay que contar con la gente

Un paisano de Sabino Ordás.
(Octubre de 2004)