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TARDAJOS: Volví ayer tarde de mi viaje al pasado mientras el...

Volví ayer tarde de mi viaje al pasado mientras el Club Trinacria paseaba a los niños por la plaza con caballos y ponis, la música sonaba mis recuerdos del ayer. Música de mis años jóvenes que yo bailaba en mi pueblo, hace más de treinta años, y que todavía ayer se repetía, "Dale al whisky Chely...", cuando yo no le di nunca ni al whisky, ni al vino, ni al cubata, ni a la cerveza... Un bicho raro debo ser, cuando todo el mundo le da a todo. Y a mi me lo ofrecían pero yo elegía agua, y de vez en cuando, vermut con mis amigos después de la misa donde nos sentábamos con las copas como excusa para charlar de todo lo que los jóvenes suelen hacer. Para mí fue una novedad encontrarme con unos chicos y chicas que me abrieron los brazos de la amistad. Como si hubiera sido nueva ya que en mi pueblo casi nunca estuve de niña. Solo las primeras letras, algunas visitas a mis abuelos, y a emprender el camino de resinero de mi padre por los pinares del Alto Tajo hasta que llegó a Ciruelos del Pinar, y allí nos quedamos unos años.
Unos veintitantos años que no iba a mi pueblo en estas fechas donde también se celebra La Asunción de Nuestra Señora, y es tan emocionante fijarte en detalles que cuando estabas de forma cotidiana no los tenías en cuanta, y que gracias a ver tantas figuras religiosas, luego comparas con ellas las tuyas.

La iglesia de mi pueblo es muy pequeña pero cabemos todos, y mucha gente se queda en la calle, y luego se acude al vermut, como siempre pasa en la mayoría de los pueblos. Va a misa el que quiere y tiene fe. El que no la tiene, se añade después a la fiesta. Bien en la calle de charla o en el teleclub del pueblo, justo debajo de la Casa del Concejo de Ablanque.
"La Asociación Cultural el Hortezano" anima los actos culturales, deportivos congregando al pueblo entorno a varios temas. Y el día 15 celebraba un homenaje que anualmente ofrece a las personas mayores. A los mayores de 85 años, les ofrecía una placa; a los mayores de 90, una medalla de plata, y a los mayores de 100, la de oro. No sólo a los nacidos en el pueblo, sino a los que han tenido vínculos con él, siendo vecinos, simplemente. Al coincidir con la fiesta de la Asunción, la misa conmemorativa de la Asociación se hizo por la mañana, porque si hubiera sido un día normal, habría tenido lugar por la tarde, con el resto de actos.
Una misa muy emotiva, por todo, por la gente que te rodea, los de tu pueblo; y por el sermón ofrecido, donde se ensalzan los valores propios de cada zona. En mi pueblo, el sacerdote no es fijo, y se turnan para atender los pueblos de la provincia. Allí, lo más relevante es el olor del campo, como dijo el concelebrante de la la Santa Misa, a tomillo, romero, jara, espliego, mejorana, menta poleo... y tantas hierbas aromáticas que crecen por sí mismas sin que nadie las haya sembrado, y que conviven con las sabinas, robles, pinos y carrascas. También hay sembrados de huertos y cereales, pero muchos de ellos están perdidos por falta vecinos.
Mi pueblo está rodeado de monte en crecimiento, por todos sus puntos cardinales, que lo hace lentamente, pero que en treinta años, he visto prosperar a su alrededor. Los pinares que se quemaron estaban muy alejados del pueblo, y por tanto es una gran alegría que sin que nadie los haya sembrado nunca venga el relevo cerca de él sustituyendo a los que perecieron. Lentamente, sin hacer ruido, según pasa el tiempo, los ves ya mozalbetes. Lo mismo, hay sabinares en formación también, y robles bien sanos y erguidos, ya adolescentes y adultos.
Mi padre fue resinero en Ablanque, y muy buen hortelano, una vez jubilado, cuyas judías rojas eran la envidia del lugar. Son rojas cuando se cuecen pero secas son amarillas. También las tenía blancas, e incluso las famosas fabes, que no le gustaban porque decía que tenían muy pocas y demasiado ramaje. Fresas, frambuesas, y todo tipo de productos de huerta.
Y el día 15 fue uno de las cuatro personas que recibieron la placa de los 85 años. Dos nacidos en el pueblo y dos vinculados al mismo, en diversas etapas de su vida. Veinticuatro los que recibieron medalla de plata, y una centenaria, la de oro.
A las 21:30 horas, todas las familias que quisieran pudieron degustar una paella y un postre, organizado a través de una empresa de cattering. La cena tuvo lugar en la pista de frontón del pueblo, y cada cual se llevó sus mesas y sus sillas para compartir esa comida de unión con todos. Después hubo una actuación musical, a cargo de "Arrabal Folk", como fin de fiesta de los mayores.
Los jóvenes ya habían disfrutado sus fiestas la semana pasada, fiestas que organizan entre todos, y a su propio gusto porque es cuando más gente hay, y es cuando más las pueden disfrutar en el periodo vacacional. Porque las verdaderas fiestas de Ablanque, las Patronales, son en Septiembre, en la festividad del Cristo. Y pasa que apenas hay gente, que encima coinciden con las fiestas de Guadalajara, y muchos ablanqueños viven allí. Así, el Cristo se celebra pero en la intimidad.